La presidenta Barkos acaba de presidir un acto electoral, rodeada de su corte gubernativa, y, como todos los malos políticos, ha arremetido contra sus adversarios, ya que sobre los méritos de su Gobierno un minuto de tiempo ya es demasiado. Se ha encarnizado, cómo no, contra los asistentes, especialmente de UPN, a la concentración de Madrid por la unidad de España, que para ella es igual a ir “contra el Amejoramiento, el Convenio, el Régimen Foral” y “la guerra civil contra el autogobierno”. Lo que quiere decir que no sabe de historia ni la media.
Les acusa de no haber batallado durante 40 años “ni una sola transferencia”, como si el Amejoramiento no hubiera sido la mayor cantidad de transferencias habidas y por haber. Y lo dice quien gobierna con Bildu, con el PNV, con Podemos, que han estado siempre contra el Amejoramiento y que entienden el Régimen Foral como el derecho de autodeterminación.
Dice que hay políticos que han rescatado lo peor de la historia reciente y “están llamando al enfrentamiento, al desprecio al diferente, como única forma de relación”. Y lo dice quien gobierna con Bildu, que estuvo siempre con ETA, que mató hasta que no pudo más, y con el PNV, que quiere distinguir en un próximo Estatuto Vasco los ciudadanos de los “nacionales” (nacionalistas).
Dice de sus enemigos que apelan al miedo para que se reaccione con temor y con violencia. Y lo dice quien gobierna con Bildu, que está donde está gracias al terror etarra, al tiro en la nuca, al coche bomba, a 42 asesinados en Navarra, etc.
Se gloría al final de querer para convivir todos los símbolos, identidades y maneras de pensar. Y lo dice quien gobierna con Bildu, el PNV y Podemos, que sólo han izado la bandera española en los ayuntamientos e instituciones que gobiernan “por imperativo legal” y a veces bajo costosas multas, y mantienen que su sola patria es Euskadi, y no son capaces ni de pronunciar la palabra España.
A sus enemigos lo llama “pequeños gamazos”, cuando gobierna con “pequeños, minúsculos Otegis y Aranas”. La verdad es que entre Otegi, Arana y Gamazo, a una mala, una mujer de mi tiempo sabe incluso a quién elegir.