Tommy Robinson, «preso político» de la corrección política

Sabido es que los marxistas culturales desean que los mecanismos de censura de esa dictadura de la corrección política, promotora de la ideología de género, el abortismo y el multiculturalismo, pasen de la estrategia de intimidación por vías de calificativos pasen a ser disposiciones legales, bien meramente administrativas o penales (sí, vamos en serio).

Son muchos los territorios de la zona transatlántica los que emprenden este camino, en los que el yugo del progre-relativismo se impone notoriamente. Ya sea por advertir sobre la amenaza para la libertad que supondría la sumisión a la ley islámica, utilizar pronombres de género no neutro o manifestarte en defensa de la dignidad humana, el Estado puede hacer peligrar tu libertad de expresión.

Uno de estos casos, que abordaremos con más detalle en el artículo, guarda relación con el encarcelamiento del activista Tommy Robinson por unos trece meses, sobre cuya puesta en libertad deliberará esta semana el Tribunal de Apelaciones del Reino Unido, a raíz de un recurso presentado por sus abogados. Ahora bien, a continuación, expondremos más detalles al respecto.

¿Quién es Robinson?

El activista en cuestión es un escritor, fundador de la Liga Inglesa de Defensa, una asociación contraria a la difusión del islamismo, la implantación de la Sharia (ley islámica) y la construcción de mezquitas en el Reino Unido que, entre sus secciones, cuenta con divisiones de defensa de los homosexuales, de los judíos y de los cristianos de Oriente Medio.

¿Por qué ha sido encarcelado?

A finales de mayo, Robinson estaba haciendo una retransmisión en directo, por streaming, en la red social Facebook, en las inmediaciones de un juzgado de la ciudad inglesa de Leeds (precisamente en el exterior), en el que se había citado a declarar a una banda acusada de violar sexualmente a mujeres.

En esos momentos, las autoridades policiales le arrestaron, acusándole de perturbar el orden público, igual que también ocurrió el año pasado por hacer una filmación de presuntos violadores a la llegada al tribunal (aunque la sentencia se suspendió, mientras que esta vez ha sido condenado a 13 meses de prisión). En otras palabras, un caso bastante similar al que se ha dado este mismo año.

Según el juez de ese caso anterior previamente mencionado, esto no se trataba de libertad de prensa, ni de periodismo legítimo ni sobre corrección política, sino de «preservación de la integridad del juicio para continuar sin gente intimidada o afectada por una irresponsable e imprecisa cobertura informativa«.  

¿Qué realidad afronta el Reino Unido?

El país es el tercero de Europa con una de las poblaciones de musulmanes más numerosas, de casi 3 millones el año pasado, pudiendo llegar a triplicarse en los próximos 30 años. De hecho, entre los 10 nombres más comunes a asignar, figura Mohamed, tanto en Inglaterra como en Gales. Otros nombres más anglosajones como William han perdido posiciones en el ranking.

Adicionalmente, hay más de un centenar de no-go zones en el país, regidas por la sharia (ley islámica), habiendo más de una veintena de estas en Londres, la capital británica. Esto ha dado lugar a que buena parte de nativos europeos hayan tenido que abandonar sus zonas, al mismo tiempo que más musulmanes ocupan las mismas.

Por otro lado, mientras que las agresiones sexuales han incrementado (un ejemplo muy importante, aunque silenciado por el mass media, es el de Newcastle, donde una banda violó a 700 personas, mientras que alrededor de dos millares de niñas fueron víctimas de lo mismo en Rotherham). Por otro lado, Reino Unido tiene el nivel máximo de alerta terrorista.

Ahora bien, el gobierno británico, liderado por la tory Theresa May, no está dispuesto a controlar la inmigración ni a expulsar a aquellos que no respetan los valores europeos. Eso sí, ¿sabéis qué se les ocurrió hace un año? Ni más ni menos que ejercer un mayor control sobre las comunicaciones y conexiones a través de Internet.

Y una vez ya explicado todo esto, para finalizar, básicamente he de reafirmarme en mi apoyo a Tommy Robinson, no solo por su derecho a ejercer la libertad de expresión, sino también por su valentía para denunciar lo que es una amenaza en toda regla para la sociedad libre y abierta europea: la islamización.

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