El lema está dado. Y el llamamiento extendido. Sólo podrán gobernar en Navarra en la próxima legislatura los progresistas. ¿Quiénes son los progresistas? Todos aquellos que buscan el progreso. ¿ Y qué es el progreso? Lo que llevan a cabo los progresistas.
Pero, en concreto, siguen preguntado los más tenaces, ¿quiénes son esos progresistas que pueden definir, delimitar, identificar el verdadero progreso? Y aquí suena una carcajada telúrica, que deja anonadados a los audaces. No hay respuesta oral ni escrita, porque la respuesta la tienen unos cuantos elegidos desde hace tres siglos, y renovada hace un siglo, con algunas añadiduras más recientes. Lo resumo de un libro de 3.000 páginas que acabo de terminar después de un año de lectura.
No hay progreso fuera de la Ilustración francesa y de la Convención de 1793, que recogió la versión más cruel de aquélla. Ni lo hay fuera de la revolución leninista, que se quedó con lo más granado de la Convención e inauguró la dictadura más sangrienta que ha padecido el mundo en muchos países de los cinco continentes. Aunque el fracaso de del comunismo ha sido grande en Europa, pero no en otras parte del mundo, nadie que no tenga un hilo directo o indirecto con él, puede llamarse históricamente progresista, y menos los que hayan luchado contra el marxismo-leninismo o intenten hacerlo todavía, por muy derrotado que parezca. En España hay que sumar a esa corriente marxista o neomarxista todos aquellos partidos que lucharon en la guerra civil en el bando republicano, lo que les dio para dos siglos la patente de progresistas. Todos ellos están convencidos de que la Historia está con ellos.
Es inútil rebelarse contra esto. El autor de ese libro que acabo de leer concluye diciendo que solo sacando a la luz las contradicciones de cada partido o elemento que se llame progresista, podrá acabarse con su engaño, con esa burda mentiras que dura tanto tiempo.