¿Tiene sentido aplicar el 155 cinco años después?

Ayer, domingo 18 de septiembre, se celebró una manifestación en defensa de la libertad de elección de lengua, en Barcelona. Miles y miles de personas marcharon contra la constante opresión nazionalista hacia los hispanohablantes, que no solo se da en Cataluña.

La manifestación contó con la representación de líderes políticos del Partido Popular (PP), de VOX, de Valents y de Ciudadanos (C’s) así como de múltiples asociaciones que representan la sociedad civil, como S’Ha Acabat! y Hablamos Español.

Puede decirse que suscitó más interés y dinamismo que la concentración de la Diada del pasado 11 de septiembre (ese aquelarre de «falso festín nacional» expansionista), la cual contó con una división considerable entre fuerzas nacional-catalanistas.

Pero no se va a profundizar sobre ello, sino sobre una propuesta hecha por Santiago Abascal, que se ha personado también en esta manifestación: solicitar al Congreso de los Diputados la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña.

Cinco años después del procés

Es cierto que no se planea declarar de manera unilateral la independencia política y jurídica de Cataluña en lo que queda del mes de septiembre. No se cuenta tampoco con ninguna otra previsión de grado avanzado de las maniobras del nacional-catalanismo político.

Empero, es cierto que tras 2017, nada ha mejorado en Cataluña. No es solo cuestión de PIB, deuda y éxodo. Las sentencias judiciales siguen sin obedecerse. Aquellos que se sienten orgullosos de su españolidad siguen bajo amenaza y la libertad lingüística sigue siendo algo inexistente.

La lava del nacional-catalanismo sigue expandiéndose. La Generalidad sigue controlada por las fuerzas políticas nacional-catalanistas: Junts per Catalunya (JxC), Esquerra Republicana (ERC) y Candidaturas d’Unitat Popular (CUP).

Estas formaciones son además, como sabemos, las responsables de que un Pedro Sánchez dispuesto a destruir España en su integridad tenga que abonar una «cuota política» al catalanismo para seguir en el poder. El frentepopulismo siempre ha odiado a España, y el PSC no es ninguna excepción.

La sociedad catalana está secuestrada

No es previsible que el artículo 155 se aplique en las próximas semanas. No importa la posición que finalmente adoptasen PP y C’s. La mayoría parlamentaria está constituida por los bloques del frentepopulismo y sus aliados hispanófobos. Ahora bien, ¿por qué nos interesa la propuesta de VOX?

La propuesta de Abascal puede contribuir a que se abra un debate que trascienda lo partitocrático, a que se sigan sacudiendo conciencias en la sociedad. La humillación constante que sufre la sociedad catalana volvería a ser un mensaje clave en las redes sociales y los medios de comunicación.

De hecho, aquí la cuestión no es «centralización vs. descentralización». Por si acaso, recordaré que no tengo problema con una descentralización al máximo, que pudiera inspirarse, al menos, en una idea de fueros catalanes inspirados bajo el manto hispánico.

Lo que aquí ocurre es que Cataluña es víctima de un escenario pseudobélico no armado ni militar. Existe una brecha social y una opresión constante en materia lingüística, ideológica y lingüística. Hay muchos conflictos sociales por culpa de esta estrategia de ingeniería social.

Se trata de tener un control cada vez mayor sobre la educación y los medios de comunicación para llevar a cabo una operación de manipulación y de adoctrinamiento, un lavado de cerebro en toda regla.

De hecho, el centralismo del nacional-catalanismo va más allá de tener un mini-Estado autonómico cada vez más intervencionista en lo social y en lo económico. Procuran un Anschlüss hitleriano sobre el Rosellón francés, las Islas Baleares y el antiguo Reino de Valencia.

Con lo cual, una aplicación deseable del artículo 155 debería de verse como un mecanismo que ayudase a liberar a los catalanes de unos secuestradores políticos que no cuentan con el aval de más del cincuenta por ciento de la sociedad catalana.

Puestos a proponer, se puede pensar en el mecanismo como una oportunidad que devolviese a la sociedad catalana el poder que le ha ido usurpando la Generalidad de Cataluña (y que conste que no es cuestión de ir contra el catalán, de negar que la Catalanidad existe, aunque sea Hispánica sí o sí).

En cualquier caso, lo que se puede decir, para ir finalizando, es que liberar a la sociedad catalana de las cadenas del nacional-catalanismo es una necesidad seria. Y sí, esto ha de acompañarse de una constante batalla cultural en el ámbito de la sociedad civil, para canalizar y marcar lo conveniente.

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CLAVES EN OPINIÓN

Un comentario

  1. El autor del artículo se ha olvidado del Reino de Aragón en la operación «Anschlüss hitleriana» que tampoco fue así ya que muchos austriacos recibieron a Hitler como su líder supremo con las consecuencias que tuvo mas tarde

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