«Si el país es pobre vivan pobremente el Rey y sus ministros»

Cuando D. Carlos VII incluyó esa frase en la Carta Manifiesto al Infante D. Alfonso, salía al paso a la peligrosa moda, implantada por los gobiernos liberales de crear burocracia y hacer gastos superfluos.

El pueblo se mantenía sano. Al menos en lo que conocemos de Vizcaya. Los ayuntamientos administraban los fondos comunes con un cuidado exquisito. Con los años se fue perdiendo esa buena costumbre. Se fue haciendo habitual la práctica reflejada por el dicho popular: “a cuenta de la villa, chaqueta amarilla”. No se trataba solamente de los intereses de las personas de aprovecharse de la situación. Existía una especie de vanidad colectiva de hacer las cosas rumbosamente.

Un concejal de una localidad alavesa me comentaba hace unos pocos años: “Me tocó ser concejal en tiempos de Franco. El Alcalde, persona de edad, cuando había que hacer algún gasto decía: cuidado, “que estamos manejando bienes de menores”. Ahora se despilfarra el dinero “a lo grande”. Se me quejaba porque el ayuntamiento había fletado un autobús para llevar gratis vecinos a la feria de Guernica. Como ese ejemplo, otros muchos se podrían poner a todos los niveles. Las subvenciones que se conceden para fiestas y actividades supuestamente culturales son un escándalo.

La Administración, en todos sus niveles, se ha convertido en un papá generoso, que apoya muchas iniciativas, que no sabemos para qué sirven. Luego las arcas quedan con telarañas.

Cuenta Maiz, el que fue Secretario del General Mola, que la Diputación de Navarra les invitó a cenar una noche de agosto de 1936. El motivo era que le iban a entregar un donativo por 15 millones de pesetas para gastos de guerra. La sobremesa se prolongaba y el Vicepresidente (Presidente efectivo) de la Diputación le invitó al Conserje a que se retirase, él mismo se encargaría de cerrar las puertas y ventanas y de apagar las luces. Como así lo hizo al terminar la reunión. Se retiraba el General a su residencia y comentó con su Secretario: “Me he quedado atónito. Una corporación que dispone de ese dinero para hacer un donativo, en la que el Presidente trata con esa familiaridad al Conserje y él se preocupa de los pequeños detalles; ¡eso es algo admirable! Hay que imponerlo en toda España”.

Hoy la administración navarra es mucho más complicada y costosa al pueblo. Pero algo queda de la tradición foral cuando Yolanda Barcina puede presumir en Intereconomía TV de que su autonomía es la que mejor va en términos económicos.

En Vizcaya existían las Juntas Generales. Se convocaban una o dos veces al año, incluso tres. Por cada municipio asistían dos junteros. Las sesiones duraban una semana aproximadamente. Los junteros cobraban unas dietas, abonadas por sus respectivos ayuntamientos, por los días que pasaban fuera de su domicilio. Hoy perciben un sueldo fijo todo el año. Añádase a eso un parlamento en Vitoria, innecesario cuando hay juntas en las tres provincias. Eso y mucho más; suma y sigue y encontraremos una de las causas de la actual crisis. ¡Ya han llegado a decir que los caudales públicos no son de nadie!

Hace unos días nos decía en El Cerro de los Ángeles Javier Barraycoa que él es carlista porque es una persona normal. En el Carlismo todo es normal. Y es normal que el Estado mire los fondos públicos y no gaste más que lo que ingresa. Y que no fuerce los ingresos hasta ahogar la vida económica de la nación. Pero la Revolución con sus inventores de utopías y sus políticos, provistos de un buen bagaje de sofismas, nos quieren hacer ver que podemos vivir en un paraíso terrenal. Y así estamos.

Carlos Ibáñez Quintana

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CLAVES EN OPINIÓN

2 respuestas

  1. Es que para que le hagan caso a uno no se puede decir «no hay que gastar más de lo que se ingresa».

    Hay que escribir un tocho de 800 páginas como hizo Keynes para al final decir que era mejor «gastar más de lo que se ingresa», sobre todo en tiempos de crisis.

  2. Me parece muy bien lo que dice el señor Ibáñez: «Si el país está pobre, vivan pobremente el Rey y sus ministros».

    Conozco a una persona, buen profesional y en activo él,que no ha podido comprar medicinas con receta -y nada caras- en dos ocasiones por crecer de dinero. Es un ejemplo.

    Por eso, y otros casos que voy conociendo, deseo que el juicio a los derrochadores, malversadores, sea severísimo.

    Dos conclusiones:
    a) La actual democracia liberal (una burla a la verdaera representación de la sociedad) ha promovido el derroche, la compra de voluntades, el amiguismo y el buen vivir a costa de otros. El sistema es una cuesta abajo sin freno, sobre todo en España.

    b) Se debe exigir cuentas al Tripartito catalán, la devolución de los dineros por parte de los ladrones (Roldán, Urralburu… PSOE…), y hasta a quienes NADA DIJERON cuando en Navarra los políticos de uno u otro signo se forraban con sobresueldos… Ahora todo lo que digan y hagan es tarde y superfluo. Les hemos pillado y ya está.

    Siento decir todo esto, pero es que el pueblo llano atravisea una situación insostenible. A la vez, los niños son masacrados en el vientre materno, Y AQUÍ NO PASA NADA. ¿Es que alguien quiere movilizar a la sociedad, salvo los carlistas, otros, y Alerta Navarra…?

    No quiero celebrar con comilonas y buen vino estas Navidades, sino con la oración y la acción en lo que pueda. Día 28, a San Miguel (Pamplona) a las 7 de la tarde, y concentración silenciosa a las 8 enfrente del Parlamento de Navarra: «ABORTO NO. Dios ama al embrión. CTC»

    Un saludo,
    R de A.

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