Los presupuestos para 2011 y la renovación del Parlamento de Navarra coinciden con la crisis general del gobierno de España y del entramado económico, laboral, social y moral de la sociedad. Esto hace especialmente cruciales las próximas elecciones forales y nacionales, lo que impulsa la aparición de un intranquilo desasosiego entre los ciudadanos electores al percibir que se entra en un cambio de ciclo. Tal cambio no hace referencia sólo a la renovación de gobiernos y parlamentos, sino también a una variación radical en las ideologías, los objetivos y el modo de gobernar. Por lo que afecta a Navarra tal cosa puede producirse si UPN deja el Gobierno Foral y, por lo que afecta a España, si el socialismo pasa del Gobierno a la oposición. El asunto es de tal envergadura que, al abrir el debate de los presupuestos generales del Estado, los partidos se aplican a una severa toma de posiciones en defensa de sus ideas y de sus intereses
En lo que respecta al Gobierno de la Nación cada vez es más evidente que el socialismo, por la mala cabeza de José Luis Rodríguez Zapatero, está abocado a pasar a la oposición. Para los intereses de España y los españoles Rodríguez Zapatero va a pasar como un gobernante inepto en las decisiones económicas, y en las sociales; y en relación a las institucionales como disgregador de la coherencia y solidaridad ciudadana poniendo en riesgo la unidad territorial de España, alentando a los separatismos. Lo asombroso es que la totalidad de los socialistas no hayan advertido aún la consecuencia que para el Partido Socialista Obrero Español va a tener el desgobierno que se arrastra desde hace más de seis años. Va a ser demoledora y el efecto se va a notar en todas las circunscripciones del partido, de manera que es previsible que el castigo no solo vaya a tener efecto nacional, sino la salpicadura va llegar al ámbito autonómico y regional.
Es difícil salvar a Rodríguez Zapatero y pronto veremos que, salvo el independentista Partido Nacionalista Vasco (que está dispuesto a salvar a un Gobierno agónico y sólo entiende el Congreso de los Diputados como zoco o mercadillo) todos los partidos le van a abandonar en el Congreso. Esta vez don José Luis Rodríguez Zapatero ha llegado a tal límite que no hay justificación posible para que UPN le apoye. Cuando UPN se abstuvo de manera decisiva, se trataba de aprobar unas medidas económicas impuestas por Europa para salvar la situación de España en el contexto europeo, y UPN respondió a ello noblemente. Pero ahora apoyar o abstenerse en los presupuestos para 2011 significa salvar a Zapatero y alargar la crisis agónica en que Gobierno y ciudadanos estamos metidos. UPN no debe contribuir a ello. Por el contrario, UPN debe procurar el cambio de ciclo con nuevas elecciones generales.
Además, ni como partido ni como responsable del gobierno foral, UPN jamás ha utilizado las Cortes Generales para resolver asuntos de índole foral. UPN debe aparcar del debate y compromiso presupuestario en la Cortes, los asuntos bilaterales con el Estado, por muy acuciante que sea el ajuste del IVA en el Concierto económico. Las relaciones Navarra―Estado son relaciones entre gobiernos y nada tienen que ver con aspectos coyunturales u oportunistas en una ley presupuestaria. Ya habrá gobiernos estatales y forales que encauzarán nuestro derecho.
UPN debe pensar ya en las elecciones generales, y, una vez enterrada, la obsoleta formula de la fusión del 91, resucitar las antiguas reglas de relación con reconocimiento y respeto mutuo entre los partidos afines para concurrir a las elecciones generales. Recuérdese que, cuando la Coalición electoral entre UPN, AP, PDP y PL, se llegaron a obtener tres de los cinco diputados por Navarra. Esta puntual coalición nada debería comprometer otros retos electorales, porque tiene un fin en sí misma.
José Javier Viñes