LA INTERMINABLE CARRERA ELECTORAL En años electorales, la política invaden aún más si cabe el espacio público. Esto es lo que ocurre con las próximas elecciones de 2007. Aunque todavía faltan muchos meses para los comicios y el comienzo formal de las campaña electoral, todos los partidos navarros e incluso los que ya no son partidos han empezado la carrera. Uno se pregunta para qué existe un período oficial de campaña, que ya sólo destaca por los mítines multitudinarios y las simbólicas pegadas de carteles, cada vez más simbólicas por eso de la obligación de no estropear nuestro entorno urbano. Como dicen los expertos en marketing político, hoy las campañas son un continuo en el que los únicos hitos son las fechas de celebración de las sucesivas elecciones. En general, este planteamiento termina causando el efecto contrario de lo que se esperaba. En vez de conseguir que los votantes se formen opiniones cabales de los candidatos y sus programas, lo que se logra es que la mayoría de los ciudadanos desconecte de la perpetua campaña y decida su voto por las razones más peregrinas. La saturación de mensajes y espectáculos adormece la conciencia politica, aleja a los líderes de sus seguidores y fomenta una preocupante abstención, algo bien patente en las democracias más avanzadas que la nuestra, en las que la clase política está cada vez menos valorada. Lo deseable es que nuestros políticos tomaran buena nota de las consecuencias negativas de su omnipresencia y se lo pensaran dos veces antes de abordar cualquier actuación en pura clave electoral. No creo que vayan a tomar en serio mi consejo, al menos en el corto plazo. Por ello, a ustedes les recomiendo que se armen de paciencia y se esfuercen por distinguir las buenas ideas de lo que es retórica vana y mero espectáculo. Por mucho que las campañas pierdan interés, no debemos minusvalorar la importancia de la política y el protagonismo que ella requiere de nosotros.
