OPINIÓN: El sectarismo político infiltrado en el mundo sanitario

Personalmente, como discípulo de Hipócrates y futuro profesional de la Medicina que soy, me encuentro hoy preocupado ante una noticia decadente. La ministra de Sanidad del gobierno liderado por el dictador posmoderno Pedro Sánchez, la anestesista Mónica García, alias “MeMa”, ha vuelto a priorizar su adoctrinamiento ideológico y ha optado por silenciar el conocimiento científico. Por supuesto, lo ha hecho a costa de causar perjuicio a la salud y bienestar de muchos españoles.

Concretamente, hago alusión a la noticia recientemente publicada por el medio Libertad Digital, que explica la incongruente propuesta de la ministra por eliminar del mercado los psicofármacos. Estos medicamentos, bajo correcta prescripción, han demostrado eficacia a la hora de combatir trastornos mentales tales como la esquizofrenia, la ansiedad, el insomnio o incluso la depresión. Sin embargo, Mónica García, una vez más, ha impuesto sus delirios de “Cienciología” por delante, lo cual es aún más chocante si tenemos en cuenta, que sus progenitores tienen una amplia trayectoria profesional en el mundo de la Psiquiatría.

Las razones que menciona la ministra para la retirada de estos fármacos, son cuanto menos, desternillantes. Entre ellas se encuentran el aludir a una inexistente lucha de clases, así como la necesidad de fomentar un clima guerracivilista entre españoles, culpando al capitalismo y a la burguesía de causar presión y ansiedad a los obreros. ¿De verdad todavía hay gente que se crea este tipo de patrañas marxistas? El zurderío woke tiene un grave problema en España, y es su patológica obsesión por el pasado. Son culpables de haber sacado a la luz viejos odios ya olvidados, y es nuestro deber como ciudadanos el evitar caer en sus manipulaciones.

Además, sepan que no es la primera vez que la izquierda radical hace experimentos en nuestra patria. Distintas sociedades de Biotecnología, hace unos años se vieron en la obligación de llamar la atención al gobierno municipal de Madrid. Gobierno, que casualmente estaba liderado por la entrañable Manuela Carmena, también perteneciente al comunismo “happyflower” de HaMás Madrid, al igual que la actual inquilina del ministerio. En aquella ocasión, Carmena y sus secuaces buscaban erradicar los transgénicos, también conocidos como organismos modificados genéticamente. Como supondrán, lo intentaron lograr sin fundamento científico, únicamente motivados por factores ideológicos como la Agenda 2030, que tanto daño está produciendo al campo español y a tantos honrados trabajadores.

No quisiera acabar este artículo sin hacer mención a un par de asuntos del ámbito bioético. Me resulta cuanto menos indignante, que desde el ministerio de Sanidad se intente realizar este tipo de afirmaciones bajo un falso apoyo científico, y que a su vez se intente engañar a la población en conceptos médicos clave. Hago referencia a asuntos tan polémicos como el aborto y la eutanasia, cuyas peligrosas realidades son a menudo escondidas por la izquierda (aunque también por ciertas facciones del peperismo más tibio), y de esta forma logran abducir a la sociedad, en especial, a la juventud. Pienso, que sobre todo los médicos, aquellos que prometemos el Juramento Hipocrático el día de nuestra definitiva incorporación a esta bella profesión, debemos jugar un papel esencial en gestionar este proceso.

Tenemos que ser capaces de dar la batalla de las ideas, ante este sectarismo que nos pretenden imponer. Es nuestra obligación informar a los pacientes, sin ningún tipo de pudor o miedo a represalias, que la eutanasia supone acabar con una vida ajena, y que existe como solución alternativa la sedación paliativa, que también garantiza el fin del sufrimiento, pero en ese caso el deceso se produce de forma natural. Además, opino que es inmoral y de una absoluta carencia de principios, que existan médicos dedicados a cometer asesinatos, en vez de orientados a favorecer el nacimiento de un nuevo ser humano. Vivimos en una sociedad inducida en la cultura de la muerte, donde se menosprecia el rol de la familia, y a menudo se engaña a las parejas que tienen un embarazo inesperado, con el único fin de promocionar los abortos.

Por tanto, y a modo de conclusión, también defiendo que los médicos debemos tener una ligera labor docente en la sociedad actual. Es necesario, ahora más que nunca, que las personas sean conscientes de que existen vías alternativas a la interrupción voluntaria del embarazo, así como que las mujeres que deciden tomar ese camino, en muchas ocasiones expresan arrepentimiento y tienen profundas secuelas psicológicas. No obstante, enfrente tenemos un importante obstáculo a batir, que no es otro que el adoctrinamiento político difundido por el zurderío woke y los postulados enfermizos de la desastrosa agenda 2030. Ahora bien, tengo confianza en el futuro, y creo firmemente que lograremos vencer a los enemigos de la vida y de la libertad.

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