AGENDA 2030: LEY DE RESTAURACIÓN DE LA NATURALEZA
Las elecciones europeas del 9 de Junio son la cita electoral más importante de los últimos años. Unas elecciones nacionales nos permiten elegir a nuestros gobernantes. Pero unas elecciones europeas determinan las políticas que nuestros gobernantes estarán obligados a implementar. Desde hace unos años la UE viene imponiendo la llamada Agenda 2030, una agenda que nadie hemos votado, impuesta por unos burócratas que se comportan como correa de transmisión de una élite financiera globalista que actúa desde el Foro de Davos o el Club Bilderberg. Presentada amablemente como una lista de 17 buenos propósitos para un mundo mejor encierra en realidad un plan de destrucción de muchos elementos sobre los que descansa el bienestar, el progreso y el sentido identitario de nuestras sociedades europeas. En especial supone un ataque al sector primario convirtiendo a los agricultores y ganaderos en una supuesta amenaza contra el bien supremo que debe ser preservado, la Naturaleza, como nuevo tótem pagano al que adorar y al que el ser humano debe verse relegado en la jerarquía de valores y dignidad.
En medio de una ola tremenda de protestas de agricultores y ganaderos de toda Europa, el Parlamento Europeo ha aprobado el pasado 27 de Febrero la llamada Ley de Restauración de la Naturaleza, como una muestra del poder arbitrario, el desprecio y la voluntad férrea de destrucción del sector primario por parte de nuestros burócratas. Se ha aprobado con el voto a favor de todos los grupos de izquierda y el apoyo necesario de parte del Partido Popular europeo. ¿La excusa,? : un alarmismo climático fraudulento y totalmente injustificado. El pasado mes de Agosto un grupo de cerca de 1800 científicos de todo el mundo encabezados por el Premio Nobel de Física de 2022 John F. Clauser publicaba un manifiesto en el que negaba toda base científica a las políticas climáticas de las élites dirigentes: Declaración Climática Mundial, “No Hay Emergencia Climática”.
Haciendo oídos sordos Bruselas nos impone una Ley que prescribe, entre otras cosas, que el 20% de las zonas terrestres y marítimas de Europa así como muchos otros ecosistemas agrícolas se verán sometidos a normas que imposibiliten su utilización productiva, condenando a una enorme cantidad de empresas en un sector estratégico de nuestra economía y empleo. Quedarán exentas las zonas dedicadas a la producción de energías renovables, una forma enormemente costosa de producir energía por parte de lobbies subvencionados con dinero público, mientras se destruye nuestra soberanía energética nuestra centrales eléctricas y nucleares, y nuestras presas. Una Agenda que en definitiva nos trae pobreza, un paro creciente para las clases trabajadoras, y una reducción imparable del número de trabajadores autónomos en nuestro país.
Además, esta Ley exige cosas como asegurar 25,000 kms de cauces fluviales libres de barreras artificiales (presas), así como presentar planes periódicos que persigan el cumplimiento de la Ley ante los burócratas de Bruselas. De enorme gravedad es que la Ley establece nuevos delitos ecológicos y sanciones que incluyen penas de cárcel y multas de hasta 40 millones de Euros para todos aquellos que osen desafiar el cumplimiento de los dictados de la UE. Una UE que ha perdido por completo el sentido para el que fue concebida y se ha convertido en un instrumento de intoxicación ideológica y de creación de un espacio político sometido a una élite totalitaria.
En España la Agenda 2030 es respaldada por todos los partidos del arco parlamentario a excepción de Vox. Nos impone además un Pacto Verde que empobrecerá nuestra economía y abrirá sus puertas a las importaciones masivas de productos de terceros países producidos fuera del control y la normativa europea de seguridad alimentaria. Un totalitarismo ideológico sin precedentes que nos impone normas que limitan nuestra libertad y nos exige pensar y aceptar verdades dogmáticas impuestas, bajo pena de censura a la discrepancia , cancelación a la disidencia, acoso mediático o cordones sanitarios en política.
Las elecciones europeas de Junio suponen una ocasión única para revertir esta dinámica suicida. Es preciso oponerse a una Agenda que al amparo de buenas palabras esconde en la práctica imposiciones que responden a intereses ajenos a nuestra sociedad y que vulnera nuestros derechos y libertades con la complicidad difícil de entender de una clase política totalmente entregada al
cumplimiento sumiso de directrices y consignas que no se han discutido ni votado por los ciudadanos de ningún país.