Los últimos acontecimientos políticos en torno a Batasuna, o las declaraciones de Patxi Zabaleta afirmando que los terroristas de ETA son gente que lucha por sus ideas, han abierto el debate en torno a conceptos que quizá con alguna ligereza damos siempre por supuestos.
Por una parte el debate de si cometer crímenes por motivos políticos debe ser perseguido por la policía y penalizado por las leyes. Personalmente no se me ocurre ninguna razón por la que un crimen con motivaciones políticas, como asesinar por sus ideas a un concejal o un periodista, no deba ser perseguido por la policía y castigado por las leyes. Si los crímenes además no los comete un individuo, sino una banda dedicada al crimen político organizado, el peligro para la libertad es mucho mayor, por lo que en una sociedad libre el crimen político organizado debe ser especialmente perseguido y penalizado. Justificar la violencia política como consecuencia de un conflicto político es aceptar que los conflictos políticos se resuelvan a tiros. O que un conflicto político respalda a todo aquel que comete un crimen por odio ideológico. En un mundo sin conflictos políticos no habría quien tratara de solucionar mediante la violencia los conflictos políticos, pero tampoco mediante medios pacíficos puesto que no habría conflictos. Es precisamente porque vivimos en un mundo con conflictos políticos por lo que resulta exigible solucionarlos por medios pacíficos.
El segundo debate se refiere a si todas las ideas deben ser legales y yo creo que en una democracia, precisamente por serlo, no todas las ideas deben estar permitidas. Por ejemplo, yo creo que en una democracia no se debe permitir que sean legales partidos políticos que no aceptan la democracia. Lo contrario, en caso de que estos partidos llegaran al poder, sería aceptar el concepto de «dictadura democrática», lo cual es una contradicción en los términos.
Por todo lo expuesto, creo que no tiene sentido democrático cuestionarse la legitimidad del estado de derecho para perseguir a ETA y a Batasuna. Mucho menos teniendo en cuenta que no existe una alteridad, como ahora se pretende desde algunos ámbitos, entre ETA y Batasuna. Ya ha quedado probado en los tribunales, a través de los propios documentos de ETA, que ETA y Batasuna son una misma entidad que opera bajo conceptos como el “desdoblamiento estratégico” y la “doble militancia”, como una cabeza con dos cuerpos. A ver cómo se separa eso.