No pasa nada

Agrada pensar que no pasa nada, sentarse tranquilo. Incluso confiar en quien no debiéramos con tal de obtener sosiego. A pesar de sus engaños, graves y por años, en la negociación con los matarifes. Mecerse en la certeza de que los pasados nubarrones, aquella crispación, pasó para siempre. Aunque para ello desoigamos voces claras, advertencias de quienes antes ya dijeron verdad a la hora de la verdad. Como el niño, las manitas en los ojos: no está el nene, no, ¡tutu! Acunar el ánimo en la vaga esperanza de que el desleal que nunca pronunció arrepentimiento ni propósito de enmienda, ha cambiado. Que gato escaldado no volverá por donde solía. Absortos, observamos en la pared del espacio público sombras que se yerguen frente a nosotros, sin reparar en que pueden ser reflejo de la voluntad de quien alimenta el amoroso fuego que las proyecta. Ya ocurrió. Las hipnóticas llamas bailan, suben y bajan entre crepitaciones, mantienen nuestra pacífica mirada fija en sus caprichosas proyecciones. Oscilan en formas grotescas e insospechadas, transmiten calor, tranquilidad. Pero, ¡oh pereza!, aquellos que no nos mintieron apuntan a señales fuera de esta pared de nuestro embeleso. Y no queremos incomodarnos, girarnos y ver más allá del lienzo informado por la dorada luz de la hoguera, origen del sosiego… tal vez embeleco. Oímos sin escuchar la fastidiosa tabarra de quien no mintió, aferrándonos insensatamente a la esperanza que ofrece el demostrado mentiroso.

Resulta insoportable que los intolerables veraces, pretendan sacarnos de esta placidez con sus importunas letanías. Hasta una punzada de rencor brota contra quien osa decirnos que, a nuestro pesar, posamos los pies sobre terreno embarrado, en sospechosos blandones. Que es necesario interrogarse, observar señales que podemos ver sólo con mirar. La etarra ANV sigue en los ayuntamientos controlando centenares de millones de euros anuales. ¿Por descuido? Un jefe negociador, Josu Ternera, fantasma tantas veces dado por moribundo, a pesar de estar localizado no es detenido. ¿Un olvido? El permiso del Congreso para que el gobierno negociara con la Eta no es retirado. ¿Fútil manía presidencial? Filtran, un día sí y otro también, grabaciones en prisión sobre divisiones entre la Eta buena y la Eta mala. ¿Inocentemente suministradas a los medios por quienes tanto han engañado? Que sí, que existe la Eta buena. Sojuzgada por los malos, debemos ayudarla, por Dios. Avisó Rubalcaba de un “ajuste político” en el fin de la banda. ¿Trato por dejar de matar? ¿Contrapartidas de nuestra sangre? La AVT verdadera, gran escollo en la negociación, desaparecida. ¿Casual? Poco es casual en un proceso que, como reclamara hace años Eguiguren -por la boca muere el pez-, debiera progresar blindado, a prueba de atentados, de detenciones, de… Zapatero continuó negociando tras la barbaridad de la T4. Y lo negó y lo negaron los que, indignados, hoy piden pruebas por las acusaciones de que siguen negociando. La entonces mil veces negada negociación se demostró cierta. Menudearon descalificaciones hacia quienes la denunciaban. Tampoco había pruebas. Pero afloraron. Y Navarra en la mesa de Loyola. Y así. ¿Quién, arrepentido, pidió perdón por la farsa? Será que siguen en la idea. Podré perdonar, pero no me obligo a la irresponsabilidad de olvidar y no ver. Ha sonado el despertador. Elija el lector entre apagarlo, dar media vuelta y no pasa nada, o exigir absoluta claridad al coro de indignados que rasgan sus vestiduras, pues los veraces cuestionan al repetida y demostradamente falsario Presidente. Tomando en cuenta su historial y las dudas que siembra ¿hay cosa más prudente y puesta en razón que desconfiar mucho de Zapatero? Dígame usted.

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CLAVES EN OPINIÓN

Un comentario

  1. Es increible la fina película de memoria que recubre algunas cabezas encargadas de pensar -que no pensantes- de este país. Sin embargo, la misma película actúa de filtro para retener los «buenos recuerdos» del pasado, tratando de hacer parecer ético y moral el destacar algunas buenas acciones de los «hombres de paz».
    Este preámbulo ya nos es conocido. «Ajuste político». Veremos el paso siguiente.
    Que te conste, Salvador, que, como yo, mucha gente no perdona ni olvida. Y por una razón evidente, porque no se puede perdonar y menos olvidar. Que sepas que nos acordamos de ti muchas veces e incluso nos avergonzamos de pensar en tu vida con los pelos de punta pero sin haber hecho realmente nada y haber, si no participado, al menos, no luchado, contra el lavado de cerebro colectivo al que se nos ha sometido.
    Esperemos que esa vomitiva lobotomía se vaya desvaneciendo.
    Por de pronto Euskal Herria ha muerto y no ha pasado nada ni nadie se ha echado al monte. Eso, creo yo, es una buena toma de pulso del sentir de la sociedad vasca.
    Un abrazo.

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