Todos sabemos que la extrema izquierda es enemiga de Occidente y, por ende, del cristianismo, pilar de esa realidad cultural y geopolítica. De hecho, en el caso español, también detestan cualquier concepto relacionado con la “idea de España” y esa realidad a definir como “Nación Española”.
Así pues, no es de extrañar su indudable apoyo a los movimientos nacionalistas periféricos como el galleguista, el vasquista y el pancatalanista, al mismo tiempo que intimidan, por lo menos, verbalmente, a quienes, con orgullo, tienen un sentimiento patriótico español. Incluso repudian nuestras tradiciones (no solo las católicas): por ejemplo, la tauromaquia.
Pero el asunto no termina ahí. Muchos sabemos que últimamente, cada 12 de Octubre (12-O), Día de la Hispanidad, efeméride de la llegada de una expedición liderada por Cristóbal Colón a la isla caribeña de San Salvador, machacan estas hordas totalitarias con la falacia histórica del “genocidio colonialista”, que es parte de la “Leyenda Negra” antiespañola.
Promueven esa propaganda fomentada en su momento, principalmente, por los ingleses (aunque ahora, interés de la progrez transatlántica más bien). Se nos hace creer que España fue autora de un genocidio contra los indígenas en América, incurriendo así en actividades tanto racistas como inhumanas. Pero esto no fue así.
Isabel la Católica ordenó que se pusiera fin a la esclavitud y que se tratara a los indígenas dignamente, respetando tanto su integridad física como sus propiedades. Es más, se puso fin a las prácticas de sacrificio humano de los incas y aztecas (por esto hay mucho que agradecer a extremeños como el trujillano Francisco Pizarro y el metellinense Hernán Cortés).
El proceso de evangelización y cristianización de América fue precisamente lo que dio lugar a esas actitudes de salvación y mayor respeto hacia la dignidad humana, dejando así de menospreciar a los nativos. Sí, ese mismo proceso por el cual se crearon universidades y lugares de culto católicos.
Por cierto, en el archiconocido debate sobre los Títulos Justos en Valladolid, en el que hubo una fase clave entre Fray Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda, participaron también discípulos de Francisco de Vitoria, pionero del Derecho Internacional, tales como Domingo de Soto y Melchor Cano.
Este escolástico, miembro de la Escuela de Salamanca, que sentó las bases de los principios que defienden la libertad de mercado y del individuo frente al Estado expansionista, defendía que todas las personas nacían como individuos libres, que la dignidad humana demandaba presunción de inocencia y que existía un derecho a la autodeterminación.
En cualquier caso, los comunistas no son los más indicados ni para divulgar cierta propaganda -que, para colmo, es falaz-, ni para colocar una bandera indígena con motivo del 12-O -como hizo el ejecutivo municipal de Carmenagrado hace un par de años- ni para reivindicar lo que la el pasado mes pidió la formación política de Pablo Iglesias.
Hablamos de una proposición no de ley en la que consideran que “España ha sido parte activa” en “crímenes esclavistas y coloniales con perspectiva interseccional”, por lo cual, a su juicio, debería pedir perdón a las “víctimas y descendientes” de esos “crímenes”. Pero es que, a efectos prácticos, estarían reivindicando la expansión de la revisionista Memoria Histórica.
Igual que gracias al PSOE y la traidora pasividad del PP, la izquierda está viendo cómo se lleva a cabo su estrategia para “blanquear” al Frente Popular y “demonizar” a la disidencia, con la que también buscan volver a dividir a los españoles, pues buscarán con esto poco más de lo mismo. Darán más “razones” para el renombrado de callejeros y las eliminaciones de nuevos símbolos.
Pero es que lo que es realmente deplorable es lo que ellos defienden: una ideología criminal que no solo ha anulado libertades y minado la prosperidad allí donde se ha instaurado, sino que también ha dejado más de cien millones de muertos en todo el mundo. Hay muchos ejemplos: Unión Soviética, China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, etc.
De hecho, en los años 30, el Frente Popular español también incurrió en acciones deplorables, tales como la masacre de Paracuellos, las ejecuciones en las chekas y las sacas y la persecución de religiosos (un ejemplo es la quema de conventos) y disidentes políticos. La II República no fue, para nada, un paraíso de libertades.
En cualquier caso, que quede claro que simplemente les moleste todo lo que guarde relación con el cristianismo y la civilización occidental. Ellos desprecian esos valores, ya que son incompatibles con sus modelos de sociedad totalitaria, totalmente liberticidas y materialistas, en los que no se respeta, para nada la dignidad humana.
Por lo tanto, lo que hay que hacer con estos “nostálgicos del 36’” no es sino pedirles que acaten la Declaración de Praga, que condena su criminal ideología, aparte de dejarles claro que nos sentimos orgullosos del descubrimiento del Nuevo Mundo y la expansión del cristianismo, que para nada enemista con la libertad y la dignidad humana.