Navarra ha perdido atractivo fiscal para nuevas empresas tras la subida de tributaria del Cuatripartito en 2015, según reconocidos economistas navarros.
Navarra era antes una Comunidad que atraía empresas, y ahora nuestros economistas y consultores hacen lo que pueden para que no se vayan. Pero algunos empresarios ya se han ido: a Madrid, mayormente.
De las 4.000 que han salido de Cataluña, sólo una, o, mejor, media ha venido a Navarra.
Con un 52% máximo de tributación, el IRPF navarro no ayuda a que las empresas fichen a altos directivos y a nuevos talentos.
Tampoco ayuda a las empresas familiares el que los impuestos de Patrimonio, Sociedades y Sucesiones sean mayores que en Euskadi, La Rioja o Aragón para hablar de las Comunidades más cercanas.
Las familias con hijos son las más afectadas por la reforma, y aquí sé de cerca de lo que hablo. Las madres navarras son las únicas en toda España que no pueden pedir la devolución del IRPF que se les retuvo en las prestaciones maternales y paternales desde 2014, mientras en otras Comunidades se les está devolviendo el dinero. Y cuantos más hijos tienen, la brecha es mayor.
Ni siquiera se les ha ocurrido, como dice la presidenta de mi pueblo, utilizar la fiscalidad para incentivar la natalidad, que dicen que la nuestra es la más baja de todas.
“Más Navarra”, dicen los carteles de propaganda de Geroa Bai, con la presidenta al frente. ¿Más Navarra y… menos progreso? ¿Puede utilizarse el Régimen foral para empeorar la situación?