Recuerdo cuando pude ejercer por primera vez mi derecho al voto, hace ya de esto muchos lustros. Y pongo lustros ya que seguramente si preguntamos a alguno de los alumnos de primero o segundo de la Educación Secundaria Obligatoria no sepan que significa «lustros».
No se hagan ilusiones y crean que lo asocien al verbo lustrar para, a continuación decir que es una unidad de medida de lo brillante que están las cosas, no sean tan ingenuos.
Hace ya muchos lustros que a los partidistas políticos que venimos sufriendo en este país o estado Español, en el caso de que sea usted nacionalista, se les ocurrió la brillante idea de lustrar el sistema educativo. Así que se pusieron con los muñones a la obra.
La primera de las cuestiones en la que se fijaron los muy ilustrísimos diputados era que existía una clara dicotomía (otra palabra que un graduado en ESO preguntará qué significa) entre la edad legal para trabajar y, la edad en que finalizaban los magníficos estudios de Educación General Básica.
Primera medida de lógica aplastante. La ampliación de la edad obligatoria en el sistema educativo de los 14 a los 16 años, hasta aquí todo normal.
La segunda medida que implantaron fue que, todos debemos tener las mismas oportunidades , loable acción con una pésima ejecución en su desarrollo posterior ley tras ley educativa.
A mi humilde parecer en esto de tener igualdad de oportunidades educativas tenemos dos opciones fundamentales. La primera de ellas es segregar en función de los resultados de los alumnos para a continuación, destinar recursos hacia los menos capaces para que logren alcanzar los resultados.
Otra forma es no segregar a nadie por sus resultados, no se vayan a sentir frustrados de por vida y, optar por bajar el nivel de mínimos que tienen que alcanzar para que así puedan obtener esos mínimos adaptados a sus capacidades. También lógico pero muy peligroso. Peligrosa opción que nos lleva a que todo el mundo se vuelve vago y los mínimos alcanzables van progresivamente disminuyendo.
Hasta tal punto disminuyeron esos mínimos que la ley daba la excepción de poder obtener el titulo de graduado en educación secundaria obligatoria con dos asignaturas suspendidas, como lo leen. Sin matemáticas y lengua se obtenía «excepcionalmente» el titulo de la ESO. Me imagino un médico con un titulo de medicina obtenido de manera «excepcional» con fisiología y farmacología suspensas y se me ponen los pelos excepcionalmente puntiagudos.
Y aquí es donde quería llegar. Cuando ejercí el derecho al voto hace lustros, vote a Ruiz Mateos o a Jesús Gil, en ese voto iba mi castigo y la rebeldía típica de un adolescente.
Pero el problema es cuando ese voto anecdótico se convierte en estructural. Y eso es lo que esta pasando hoy en día. Multitud de votantes de podemos son votantes que creen que con su voto las cosas van a cambiar, ¡que angelitos!. Y un gran grueso de sus votos son esa masa informe de población sin cualificar que, han mamado durante toda su vida que la excepcionalidad es lo habitual.
Una persona es inteligente. Pero en masa la gente es tonta decía Tommy Lee Jones en men in black ante el descubrimiento de Will Smith de vida extraterreste. Ahora imaginen si el individuo esta poco preparado, nada cualificado.
Esa masa vota por impulsos, por un tono de indignación de su dirigente principal como suele hacer gala Pablo Iglesias en sus intervenciones, o por la imagen del candidato; no se pregunta, no se cuestiona, no lo ha hecho nunca.
No se pregunten como puede votar tantos ciudadanos a Podemos. Podemos además de populismo es oportunismo. Un oportunismo doble y muy peligroso que, ha sabido usar a su favor la demagogia.
Por una parte y como señala el diccionario para poder hacer demagogia hay que tener dos elementos. Degeneración de la política democrática y poder apelar a los sentimientos elementales de los ciudadanos. La degeneración se ve nada más abrir un periódico. Acceder a los sentimientos elementales es muy fácil con una ciudadanía poco formada gracias a las reiteradas reformas educativas.
Y lo que realmente produce escalofríos y te deja sin aliento, es ver en la Historia como estructuras bastante más poderosas que Europa han caído. Ver en se convirtieron tras el acceso al poder de los demagogos. Si alguien cree que Europa podrá parar a España como ha parado a Grecia esta muy confundido. España económicamente comparada contra Grecia es como comparar parar a un hombre en patines frente a un tren de mercancías.
Esta vez les aseguro que no pienso votar ni a Ruiz Mateos ni a Jesús Gil. Como nunca un hombre un voto.