.

.

Lola Herrera se ha sumado a las filas de Pilar Bardem y es una pena, porque quien ha hecho Cinco horas con Mario no debería llevar al personaje de Carmen fuera del contexto delibesiano. Una de las mejores novelas de Delibes fue Cinco horas…, porque hablaba no sólo del franquismo, sino de una actitud ante la vida, (podían haber aprendido algo unos cuantos cineastas). Garzón quiere hablar de una época haciéndonos creer que habla de una actitud ante la vida, y encima no es escritor. Ni siquiera actor: se le quiebra la voz enseguida. Pero los actores malos tienen hoy mucho predicamento. Me temo que el testimonio de la Herrera va a tener pocas consecuencias.

Conocí personalmente a Mª Jesús Valdés, la grandísima actriz recientemente fallecida, y me decía que los actores no deben hacer política. El arte está por encima. Tambień me decía que hay actores de derechas, aunque no lo aprovechen para hacer política. Una cosa es que en una entrevista no seas hipócrita (como ella no lo fue, y no le vendría mal a Lola Herrera recordar qué decía la Valdés de la república). Otra es hacer creer que apoyar a Garzón es hacer la guerra a Franco, cuando a Garzón no le está juzgando Franco; tampoco le juzga la oposición del PSOE.

No se me ocurrirá ponerme a dar razones legales de la singularidad de Garzón. Hace poco escuchaba al magistrado emérito del Tribunal Constitucional D. Rafael Mendizábal explicando por qué son un despropósito algunas actuaciones de Garzón. Argumentaba con autoridad, educación y razones jurídicas claras para cualquiera que tenga una cultura media; discurso magistral, de esos que hacen sólo algunos señores de su generación. Lo recomiendo al lector, ahora que todo está en internet.

Pero sí querría hacer una breve reflexión sobre lo que está ocurriendo aquí. Pondría la mano en el fuego por que la mayor parte de los descendientes de las víctimas del franquismo, con una mínima explicación legal hecha con coherencia, convendrán en que Garzón es, como poco, un juez estrellita castro. Folclórico de otra época, pero de izquierdas, porque él mismo se ha declarado de la banda siniestra.

Aquí no está en juego valorar el franquismo. Esto son los estertores de una parte de la izquierda por aprovecharse del franquismo para izar su bandera. Aquí no se está juzgando a un juez que persigue a los malos, como dicen Rubalcaba y Chacón, sino lo mal que juzga el señor Garzón. Y el que no lo quiera ver, es su problema. Sobre todo porque dentro de poco, dejando de lado a algún curioso, de la guerra civil no se va a acordar ni su padre. Con «su padre» no me refiero a un padre en concreto, me refiero a la gente en general; un dicho coloquial para terminar con desenfado. No quisiera tener problemas con la justicia.