LUCHA SINDICAL O POLITICA EN VOLKSWAGEN En las últimas informaciones que están dando los trabajadores, se ha puesto como responsable de la crisis en la fábrica de Landaben al Gobierno de Navarra y a su presidente Miguel Sanz. Sin embargo, su utilización política y partidista de una cuestión empresarial les señala como responsables últimos de lo que pasa y de lo que va a pasar en Volkswagen. A la vista de lo que pasa y de lo que va a pasar, el conflicto de Volkswagen merece dos reflexiones: En primer lugar, la agitación del conflicto, por la presión política del sindicato abertzale LAB y de sus correligionarios. Como en los viejos tiempos revolucionarios, la táctica de la conflictividad social es el cimiento sobre el que se articula cualquier revolución. Navarra, con un cómodo nivel de vida, un crecimiento más que aceptable y una paz social envidiable, nunca experimentará las alegrías revolucionarias que ofrecen los de siempre. Por eso, para los radicales es necesario aumentar la conflictividad, prolongarla y consolidarla hasta que infunda desánimo y desesperación en el trabajador. Una clase obrera desesperada es el caldo de cultivo para cualquier revolución social, objetivo exclusivo de la izquierda abertzale para debilitar Navarra y facilitar otros fines políticos. La segunda reflexión va dirigida al ser mismo de la Volkswagen. Es una fábrica que tiene como objetivo la rentabilidad. Si la rentabilidad es mejor y mayor en otro sitio se irán, a Bratislava, a China o a dónde sea. Esto no va a ser responsabilidad de nadie: los trabajadores no pueden ofrecer más recortes de salario ni una mejora de la calidad del producto. Pero esas condiciones son mejores ya en cualquier otro sitio, así que andando el tiempo, Volkswagen se irá de Navarra. Es responsabilidad de los sindicatos que eso ocurra cuanto más tarde mejor. Gorka Armendáriz