Puede interpretarse que es cosa natural de los partidos que en vísperas de elecciones internas se agiten los afiliados, se contradigan, se posicionen, que aspiren legítimamente a los cargos directivos; incluso que ello es una sana democracia e indicador de vitalidad. Puedo estar de acuerdo según y cómo; porque cada partido y cada momento tiene diferentes situaciones, y por mi parte, sin aspirar ni formar parte de los órganos de UPN, puedo expresarme con alguna perspectiva sobre el estado de situación. En primer lugar UPN esta creado para sustentar las bases del navarrismo y por ello está en condiciones de entenderse con otros partidos regionales o nacionales que apoyen el Sistema Foral en la Unidad Constitucional, como se pone en evidencia siempre en las elecciones forales o regionales. Pero ahora no se trata de ello, por lo que sorprende los debates internos cara al Congreso, de si uno u otros candidatos posibles, son proclives a pactos futuribles con una u otra opción, Quien así predica esta desviando el debate del 9º Congreso de UPN.
Por otro lado UPN está el Gobierno foral en uno de las peores situaciones posibles. Sin apoyo del Parlamento y con el único posible aliado en una política destructiva a la acción de Gobierno, y, en consecuencia, con una evidente debilidad no solo de los políticos de primera línea sino también de cuantos esperan renovar la situación de los órganos del partido.. En consecuencia debilitarse a sí mismo es contraproducente y las ambiciones personales desvían el debate del 9º Congreso de UPN.
Si no se trata de ver cuál es la mejor opción de pactos para el Gobierno, ni tampoco una cuestión de liderazgos personales ¿cual ha de ser el objetivo de UPN? Simplemente reforzar al partido y su liderazgo social y de las personas que lo dirigen, ante el reconocimiento previo de una situación de debilidad.
Pero la debilidad no es solo externa sino interna. El partido ha perdido actividad y liderazgo social porque, desde largo, ocupado en gobernar las instituciones ha olvidado al Partido. Las propuestas iníciales de entendimiento de hace un mes parecían importantes. Personas dedicadas al partido intensamente, con la figura del Vicepresidente dedicado al partido prioritariamente. Para ello es necesario un entendimiento en equipo leal y verdadero entre el Presidente el Vicepresidente y el Secretario General, como una piña, y dotar al vicepresidente de medios y competencias. Para ello no es necesario quitar parte de las exiguas competencias del Presidente. Con un Presidente representativo líder y de referencia social y unos equipos potentes trabajando cada día el partido y en la Sociedad se resolverían las carencias de UPN, que este Congreso debe resolver.
Y algo más; los partidos no pueden poner en duda el liderazgo de su Presidente cuando este ha ganado las elecciones y Gobierna. Debilitar su liderazgo en el Partido y en la Sociedad es dañarse a sí mismo. Eso debe ocurrir cuando se pierden las elecciones o se está en la oposición. Los líderes de UPN todavía están a tiempo de evitar que sus fieles no desvíen el debate hacia el personalismo y de resolver el verdadero objetivo. Fortalecer a UPN.
2 respuestas
Podría comentar muchas cosas de este artículo como mi reiterado comentario de que pago las cuotas de un club del que no quiero ser miembro o que no veo más que un quítate tú p’a que me ponga yo.
Pero todo eso ha saltado por los aires cuando se sostiene sin que salten las alarmas que tenemos un Gobierno sin apoyo del Parlamento en un sistema que se dice parlamentario. Comprende que en este viejo país pirenaico ocurren cosas curiosas pero además de curiosidad un gobierno sin apoyo parlamentario en un sistema parlamentario es una aberración. Una aberración porque el punto de partida es que el gobierno debe responder a la mayoría social en todo momento y esa mayoría social esta reflejada en el parlamento.
Conste que no me gusta ese sistema porque exige a la mayoría parlamentaria controlar y apoyar al gobierno simultáneamente, pero si un político decide jugar a eso debe respetar las reglas de juego básicas del sistema.
Así que si el Gobierno no tiene el respaldo del Parlamento estamos ante un gobierno de facto, eso sí, con todas las bendiciones legales. Y tan pobre explicación a mi recuerda, salvando las distancias, a los golpistas de la América hispana que una vez tomado el poder de esa manera, luego lo santifican con una ley apropiada.
Gracias por tu análisis, que comparto al cien por cien.