EL FORO NAVARRO DE LA FAMILIA NO ES PARTIDARIO DE LA JORNADA INTENSIVA PARA LOS ALUMNOS Probablemente el hecho de que en Navarra no se haya generalizado la jornada intensiva, como ocurre en otras comunidades autónomas, es uno de los factores que coloca a nuestra comunidad a la cabeza del sistema educativo español. El sentido común nos dice a los padres que una jornada intensiva no puede beneficiar el aprendizaje de los alumnos. No se trata de mantener ocupados a los niños, ya sabemos que para esto existen muchas fórmulas. El niño debe identificar su actividad principal de manera que le ocupe también parte de la tarde. Por otra parte, los hechos demuestran que, cuando se establece la jornada intensiva, los alumnos dedican más tiempo a las telenovelas y a chatear con el ordenador. Que los sindicatos, en un curso electoral como éste, propicien la polémica de la jornada escolar, haciendo que el gobierno se posicione, deja entrever la consecución de una rentabilidad oportunista. Estas actitudes no benefician la mejora de la calidad educativa. Más bien marcan una tendencia a la baja de la que nuestra comunidad no ha participado hasta el momento. Quizá se pueda estar contribuyendo de esta manera al demérito de la noble profesión de maestro, para quienes tenemos el máximo respeto. La conciliación laboral y familiar de los profesores estaría resuelta si todos, profesores, alumnos, padres e hijos, nos mantenemos en nuestros puestos de trabajo hasta que los niños salgan del colegio, a las cinco de la tarde. No obstante, pensamos que la autonomía de los centros es un elemento de calidad en el sistema educativo. No vemos objeción para que los centros que lo decidan libremente establezcan la jornada continuada. Ahora bien, no parece suficiente, en una cuestión de tanta trascendencia, con que sea el Consejo Escolar el que lo apruebe. Debería existir la conformidad expresa de la mayoría de los padres del colegio. Posteriormente, dar la libertad necesaria a los padres para que puedan elegir el centro escolar para sus hijos. Aunque, en este caso, deberemos oponernos a la demagogia sindicalista que pretenda, por decreto foral, distribuir a los alumnos en los colegios.