Despedimos el año en el que sonaron todas las sirenas y explotaron todas las burbujas.
Los peores augurios del 2008 se superaron en 2009 con creces: el paro aumentó en un millón de desempleados; se cerraron más de 300.000 pequeñas y medianas empresas; el déficit público se disparó hasta unos desconocidos 70.000 millones de euros.
El año 2010 marcará el punto de inflexión entre la recuperación económica –que todos desearíamos- y el estancamiento político y social -que todos queremos evitar-.
En todo caso lo que vaya a pasar dependerá y mucho de las decisiones que vayamos adoptando, día a día. El futuro es el presente bien hecho.
La historia de España de los últimos 30 años es la crónica de un éxito sin precedentes.
Cuando hemos querido caminar juntos, cuando hemos permanecido unidos, por encima de nuestras evidentes diferencias y contradicciones, cuando hemos encontrado proyectos sugestivos de vida en común, hemos escrito las mejores y más brillantes páginas de nuestra historia.
Ahora se abre ante nosotros un nuevo capítulo. Nuevos retos que exigirán diagnósticos acertados, claros y compartidos y tratamientos de choque imaginativos y valientes.
Nosotros en UPN, desde nuestra modesta representación en el Congreso y el Senado españoles, hemos pedido unidad, consenso y complicidad entre el gobierno, oposición, y los múltiples agentes sociales y la sociedad civil para, entre todos, superar esta situación.
No parece que vaya a ser fácil conseguirlo. A un gobierno enrocado en sus propias limitaciones, se le une una oposición necesitada de volver a gobernar, como sea. Lo bueno -por ver el lado positivo de la crisis- es que ya no hay tiempo para más excusas, si sabemos lo que nos está ocurriendo y porqué, debemos de ponernos manos a la obra inmediatamente para enderezar la nave, y corregir el rumbo que nos saque de esta tormenta cuanto antes.
Sin llegar al famoso sangre, sudor y lágrimas, el 2010 nos va a exigir, más realismo; mayor transparencia en las decisiones; profundizar en los valores; más trabajo y mucha mucha más solidaridad con los que ya lo están pasando mal.
En 2010 comprobaremos, una vez más, de qué pasta está hecha nuestra sociedad. Feliz año a todos.
Publicado originalmente en el blog de Carlos Salvador.