El director de este periódico me invitó a que escribiera algo sobre “Encontrarás dragones”, la película sobre san José María Escrivá de Balaguer.
Es difícil hacer un juicio de valor, y he aquí mis razones. El personaje protagonista suscita la adhesión pero también prejuicios. Monseñor no es un santo de consenso, quiéranlo o no sus devotos, como por consenso es una santa (popular, no canónica) la madre Teresa de Calcuta. Todavía es demasiado polémico.
De la historicidad de la película poco me atrevo a decir. Mis pocas lecturas al respecto me inclinan a intuir que sobre san José María hay, sobre todo, hagiografías parciales y poca perspectiva. La visión de la guerra civil es, tal vez, una de las que más realismo me ha inspirado, en el sentido de que muestra las consecuencias del odio desatado y no del maniqueísmo a que nos tiene acostumbrado el cine español. La factura en sí es correcta: actores y escenarios no pecan de falsedad. De Escrivá, el guión ofrece una imagen en momentos algo plana, compensada por un buen actor que hace creíbles sus vacilaciones, su desierto interior y su alegría. De la razón interna del Opus Dei apenas se explica nada, lo cual sería interesante comentar. El doble argumento no termina de encajar con verosimilitud. La trama del amigo de la infancia, histórica o no, se hace truculenta, porque no hace verosímil al personaje. Se advierte que dicha trama está al servicio de la película, pero no integrada en ella; un recurso para obtener momentos de emoción. La caracterización de ese personaje como anciano, con un maquillaje forzadísimo, es la expresión material de la artificialidad del personaje. Yo, confieso, que en algún momento me he emocionado. Y en este punto la película acierta: algunos personajes sí que, creíblemente, viven una adhesión incondicional y sus vacilaciones (incluso José María Escrivá de Balaguer siente haber sido un cobarde).
Y, en fin, la búsqueda del bien y del amor, motivo importante en la película, al que escribe no le ha dejado indiferente.
7 respuestas
Evidentemente la opinión sobre una película es personal y se puede estar de acuerdo con ella o no. A este respecto nada que añadir.
En cuanto a la necesidad de consenso popular para ser santo…, siento disentir. La santidad de una persona la proclama la Iglesia después de un proceso con requerimientos concretos. Y el que llega a serlo, lo es de toda la Iglesia. Alguien no es más o menos santo porque exista consenso popular sobre ello, o porque sea más o menos polémico.
Tal vez lo que te ha costado es posicionarte porque pensabas que si hablabas a favor de San José María ibas a quedar marcado como «del Opus» cosa que no te haría demasiada gracia, y si lo hacías marcadamente en contra…tampoco te apetecía porque por otros artículos tuyos parece que podrías ser incluso católico…Te ha faltado ¿valor?
Te repito: los santos lo son de la Iglesia, no de un movimiento, ni de una orden concreta, con consenso o sin él.
De todas formas te has hecho la picha un lío tú solo porque para hablar de la peli no hacía falta mojarse como lo has hecho. A veces hace falta saber declinar una invitación que te incomoda.
Ayer vi la película aprovechando que era el día del espectador. No está mal la intención pero desde el punto de vista histórico la versión que da me parece que incurre en todos los topicazos que se siguen manteniendo desde hace 30 años: el único malo malísimo, de vomitar de lo malo que es, es el facha y los anarquistas son unos locos con el corazón henchido de ideales que vagabundean por España sin rumbo fijo. Eso y la justificación de fondo de la violencia izquierdista que resulta cansina por repetitiva y por falsa: «lo único que queremos es no morir de hambre» y otras perlas por el estilo.
Como punto a favor por fin da una pincelada (muy light, por cierto) de la inquina con la que se persiguió a la Iglesia en España, desatándose una verdadera ola de «odium fidei» durante los años 30. No hay que acudir a peregrinas explicaciones socio-económicas que tratan de justificar (o al menos explicar) ese odio. Le hubiera bastado al director con leerse los programas políticos de los partidos «avanzados» de la época.
A qué viene esa valoración de la valoración de D. Jerónimo de Edorta Mari. ¿A qué viene ese juicio temerario sobre las intenciones del críticom, aparte de esas expresiones más bien zafias sobre hacerse un lío y tal?
Yo, por contra, podría decir que pienso de tí que eres del Opus Dei y algo tienes que decir para contrarrestar una crítica de lo más honrada, por lo demás.
Desde luego la peli se parece más a lo que dice arana goiti: un montón de topicazos al uso sobre rojos y nacionales, y una trama que parece más bien forzada para una buena fotografía. Nada más.
Aclaracion a tomasito:
El articulo de opinion es de Javier Horno y NO de Jeronimo Erro(que no ha opinado al respecto).
Un saludo
Alfredo Urquijo
Tomasito:
me disculpo por haber contrariado tus castos oídos con expresiones tan zafias. Me sorprende que un ser tan delicado no sea capaz de leer entre líneas-o más bien de captar la evidente mala intención-del segundo párrafo del artículo. «Monseñor no es un santo de consenso quiéranlo o no sus de devotos»…no me parece en absoluto honrado, sino hiriente.
Por supuesto has caído en el típico tópico de que todo el que defiende al Opus Dei tiene que pertenecer a él…muy barato.
Yo soy un católico que respeta la pluralidad y diversidad dentro de la Iglesia, reconociendo en ello los diferentes carismas que viene de lo Alto. Defiendo al Opus, a los Jesuitas, a los Neocatecumenales, a Pastoral Universitaria, a las Parroquias, a las Carmelitas, a los de Escola, a los Carismáticos, a las comunidades de Escolapios…y a toda Institución que pertenezca a la Iglesia Católica, esté cercana o no a lo que a mí me vaya más en lo que a espiritualidad se refiere.
Me fastidia -ay, perdona- me molesta terriblemente tanto que alguien del Opus se meta con alguna Parroquia, como que alguien de Pastoral- por poner un ejemplo, no por concretar- se meta con el Opus Dei. Caemos constantemente en el «yo soy de Pablo, yo soy de Pedro, yo soy de Apolo» y dejamos de lado el que «todos somos de Cristo». Más nos valdría vivir en Unidad porque el ejemplo que estamos dando al exterior es patético, entre otras consecuencias…
Agradezco a D.Alfredo su aclaración.
He leído algunos comentarios a mi artículo sobre la película «Encontrarás dragones» y querría aclarar a algún lector lo siguiente: sé perfectamente que la Iglesia es quien declara la santidad de una persona. También sé que en la historia de la Iglesia (basta leer un poco de ella) ha habido polémicas en torno a ideas y personas. Si yo hago un comentario sobre la recepción de la película, es lógico que me fije en que la imagen difundida, hasta este estreno al menos, del fundador del Opus Dei es polémica. Eso no sé qué tiene que ver con mis creencias religiosas, ni con mi valor. Hay quien incluso me invita a vivir la unidad de la Iglesia y valora mi catolicismo. Llegados a este extremo, no está de más recordar que la veneración a los santos no es una verdad sustancial de la fe cristiana, dicho de otra manera, no constituye un dogma de fe. Saludos cordiales.
Veo que los comentarios se han desviado bastante de la opinión o crítica del sr. Horno sobre la película ED. En las numerosísimas entrevistas que concendió Joffé meses antes y después del estreno en España, y en la rueda de prensa tras la ‘premiere’ en Madrid’ se ocupó de aclarar de qué iba el guión del film. El P. Escrivá NO es el ‘protegonista principal’ de la peli; podría haber sido cualquier otro sacerdote. Conociendo la tormentosa vida de Joffé -que él mismo descubrió parcialmente-, lo que como persona con prodigiosa inteligencia y conocimiento de los (sus)pliegos interiores del alma (‘dragones’), su ‘obsesión ‘ antropológica es la idea del perdón, de la aceptación de errores, del abandono de una racional auto-afirmación. Ante el guión que le presentaron en un principio con Escrivá en medio de la Guerra Civil, se echó para atrás. Le bastó sin embargo oir y ver en un VHS cómo trató el futuro santo a una adolescente judía en una multitudinaria reunión pública para desdecirse y comentar al productor que no sólo se hacía cargo de la dirección (brillante elenco de actores -más escenografía, música, fotografía (¡los sepias!)- sino que él mismo asumía la redacción de un nuevo guión. ¿Quién es el personaje protagonista? Quien aparece en las primeras y últimas escenas: Robert, hijo de Manolo. Basta ver el paralelismo de la vida de estos personajes con la del propio Joffé para caer en la cuenta del profundo sentido de la obra. Desde el punt de vista técnico-artístico, Joffé no ha recibido más que felicitaciones de otros guionistas. Su factura es genial, extraordinaria. Y todo esto se ‘ambienta’ en torno a la reacción de un sacerdote católico ante una lucha fratricida -aparentemente- irreconciliable, salvo para almas privilegiadas, magnánimas, sencillas y piadosas. Ese ‘background’ es el que el drama interior, personal, trágico demandaba: situaciones extremas en la vida que exigen una decisión y compromiso personal. Y da la casualidad que ese sacerdote termina siendo san Josemaría durante la Guerra Civil española …
PD. este contexto del guión es altamente polémico en nuestro país: no lo es en Filipinas, China o Turquía (donde ED se estrena próximamente, al igual que en USA).