A la vista de los resultados de las elecciones en Navarra, quizá no sea el único que recuerde unas declaraciones de Miguel Sanz asegurando que “el 20 de noviembre iré a votar, pero no voy a decir a quién, el voto es secreto”. Admito que hay una dosis de interpretación en lo que sigue pero, como mínimo, las palabras de Sanz disuadían de votar a las siglas de su propio partido. Y es que lo lógico hubiera sido precisamente eso, que Sanz pidiera el voto para las siglas de su partido. Al no hacerlo, daba a entender que podía votar a otras siglas. Por eso además se amparaba, legítimamente, en el voto secreto. Seguramente caben otras interpretaciones, pero creo que son menos lógicas. Admito también que lo que haya hecho Sanz no tiene por qué haber sido lo más lógico. No niego tampoco que habrá que cargar sobre más espaldas los mediocres resultados. Pero sí que me parece normal preguntarme en un día como hoy, en el que una diferencia de 1.000 votos ha dado el tercer escaño a Uxue Barkos, si la mejor aportación de Sanz para evitar que Barkos obtuviera el escaño ha sido no pedir claramente el voto para su propio partido y jugar ambiguamente con su voto. En mi opinión es un caso claro de cómo los personalismos divisores y las pequeñas puñetas, frente a los valores que unen al electorado que ha apoyado a Sanz muchos años, han beneficiado claramente a Uxue Barkos. No sé si las declaraciones de Sanz han promovido que faltaran esos mil votos, pero seguro que no han ayudado a movilizarlos.
4 respuestas
Quizá no haya ambiguedad en su voto. Miguel Sanz ha practicado políticas socialdemócratas durante 15 años mientras presidió el Gobierno de Navarra. Ha disparado los presupuestos públicos y creado una macrocefalia del sector público. Lo más coherente es pensar que ha votado al partido Socialista de Navarra.
Efectivamente Sanz no es ejemplar. Pero resulta alarmante que suponga un escándalo lo que dijo pero no sea un verdadero escándalo lo que hizo con el tema de las dietas de la CAN. Porque esa puede ser la verdadera clave. Por mucho que Sanz dijera, sin el escándalo de las dietas cobradas por Sanz y Barcina ¿se habría sufrido este castigo? Y a ver si toman nota, que torres más altas cayeron: el navarrismo se puede ir al garete por este tipo de escandalos, sobre todo cuando la gente está tan achuchada.
A mí me parece muy feo lo que ha hecho Sanz, por dos motivos:
1- Porque si él no ha pedido el voto para UPN no ha sido por las dietas.
2- Porque si hubiera pedido el voto para UPN, que era lo normal, y aún así se hubiera llevado el escaño la Barkos, entonces podríamos exculparle. Pero como no lo pidio, pues me parece bien que se le meta en el bombo de factores que han dado el escaño a los bais. Sólo falta que, como dice Oroz, encima esté contento.
Miguel Sanz fue sindicalista antes que alcalde foralista de Corella, su pueblo natal. Perteneció a la UGT, y todo el mundo sabe con qué partido está hermanada la UGT. Con ello lo digo todo…