El pasado día 18 tuvo lugar en el Palacio de Navarra la firma de la Reforma de la LORAFNA o del Amejoramiento del Fuero. Son pocas las novedades o las materias que se reforman. La más importante parece ser la de que si se convocan elecciones anticipadas, la legislatura que comience a continuación tenga la posibilidad de durar cuatro años enteros y no hasta que se celebren las elecciones autonómicas ordinarias.
Otras novedades son: que el Presidente, lo sea de la Comunidad Foral de Navarra; modificar el lenguaje para que “no sea sexista”; mencionar expresamente al Presidente del TSJN y al Fiscal Superior, (que no hacía falta, porque para eso está la Ley Orgánica del Poder Judicial); incluir al Defensor del Pueblo (lo que implica aumentar, sí o sí y para siempre, el gasto estructural de Navarra); eliminar algunas disposiciones transitorias, ya que se consideran en desuso; regular de forma más completa la participación de Navarra en las instituciones europeas; o, variar el número límite de plenos ordinarios al año del Parlamento foral, entre otras modificaciones.
Pues bien, se trata de una pequeña, poco ambiciosa y realmente limitada reforma, de unos pequeños “parches”, y sobre cuestiones, que no son ni urgentes, ni vitales. Parece que atrás quedaron las viejas reivindicaciones históricas respecto de la Disposición Adicional 2ª del Amejoramiento, que prevé la iniciativa de la Disposición Transitoria 4ª de la Constitución sobre la posible incorporación de Navarra a la C.A.V., y que fue, por lo visto, la razón de existir de alguna fuerza política en su día en nuestra Comunidad. Igualmente, ni se ha hablado en este procedimiento de reforma, en ningún momento, de la posible asunción por Navarra de la competencia exclusiva en materia de Tráfico.
La reforma ha sido consensuada por quienes debe ser, por el Gobierno de Navarra y por el Gobierno de España, si bien en definitiva, conlleva que sólo se haya pactado por dos partidos: UPN y PSOE. Aunque no sea nuestro Amejoramiento un Estatuto de Autonomía en sentido estricto, sí se puede afirmar que es la primera vez en la historia constitucional de España, salvo cuando el Estatut catalán, en la que no se cuenta con el Partido Popular para absolutamente nada, ni tan siquiera para que pueda dar su humilde opinión acerca de la reforma de un texto de gran importancia, como es este.
La reforma debe someterse a su aprobación, no sólo en el Parlamento foral, sino también en las Cortes Generales. En el Congreso de los Diputados, los precursores de la reforma sólo cuentan con 170 diputados (169 del PSOE y 1 de UPN), y no llegan a la mayoría absoluta requerida de los 176 votos. Entiendo que no imaginarán que la reforma de nuestro Fuero vaya a contar con el apoyo de los nacionalismos vasco o catalán.
Extraña sobremanera también la actitud de silencio que ha rodeado a las negociaciones de esta reforma, intentando obviar incluso el papel imprescindible del segundo Partido de España. Con este comportamiento, que a mi modo de ver roza el sectarismo, sólo se consigue alimentar las críticas de aquéllos que siempre han querido acusar al Amejoramiento de una falta de legitimidad popular y social, argumento que, por cierto, en absoluto comparto.
Seguramente, lo más responsable y prudente hubiera sido esperar a que el Tribunal Constitucional decidiera sobre el Estatut catalán, para ver entonces qué camino debiéramos seguir los navarros con la eventual reforma de nuestro Amejoramiento.
Al margen de lo anterior, está claro que existen 153 diputados y 122 senadores del Partido Popular de toda España, cuyos votos son del todo imprescindibles para cualquier reforma que sobre nuestro Amejoramiento se pretenda, y aunque alguno no lo quiera ver.
