El jefe etarra Ternera ordenó el atentado de la casa cuartel de Zaragoza de 1987. Murieron cinco niños y seis adultos. Antes de ser juzgado huyó y permanece impune. Ha sido, si no sigue siendo, negociador protagonista entre la banda y el gobierno de ZP. Recientemente Jesús Egiguren contaba en una entrevista televisiva que se citó con el asesino Ternera en varias ocasiones, que comían y que llegaron a “conectar”. Fíjate tú qué bonito, el presidente del PSE con un asesino prófugo de la justicia conectando. Estuvieron largo y tendido varias veces y sin embargo no puso su localización a disposición de la justicia.
De los once asesinados en el referido atentado, tres eran de la familia Alcaraz: dos pequeñas y un joven de diecisiete años. Esta familia ha denunciado los hechos ante la Audiencia Nacional. ¿Resultado? El juez ha afeado la conducta a los Alcaraz porque resulta que están criminalizando al pobre Jesús Egiguren. El mundo al revés. Aquello de que la justicia en España es un cachondeo queda pequeño. Cuanto ronda mi sesera en relación a este apestoso asunto, si lo hago verbo, me lleva frente a otro juez con toda seguridad.
Ternera sigue por ahí localizado y sin que nadie le eche el guante. ¿A quién le importa? Busque el lector alguna referencia al tema entre nuestras brillantes dirigencias políticas y ciertas asociaciones domesticadas. Nada. Este negro asunto tiene que ver con la negociación con la Eta, que persiste. Hay reparto de papeles, y así Pérez Rubalcaba es el sensato, el contrario a Egiguren y que, además, orienta por mejor ruta a ZP. Manejan todas las barajas en previsión de cualquier resultado. Oiga, y ese juego hay quien se lo cree. O se lo quiere creer. ¡Cómo dudar de quienes vienen simulando y mintiendo desde hace años! Nuevamente el mundo al revés. Supongo que España seguirá mereciéndose un gobierno que no mienta, digo yo. Incluso una oposición. Pero hay lo que hay.
El 17 de noviembre tuve la oportunidad de hablar en el Parlamento Europeo, junto con víctimas europeas, así como expertos y parlamentarios, en una jornada organizada por Teresa Jiménez-Becerril. Pues, pásmese el lector, hace semanas que el peneuvista señor Urkullu había pasado por allí solicitando fondos para los etarras que previsiblemente serán excarcelados en el marco de la negociación que, naturalmente, niega Pérez Rubalcaba. Como en 2005, claro. Es decir, se planifica la impunidad.
Es bien complicado decir ciertas cosas. Son recibidas a contrapelo, cuando no atacadas, pues que minan la unidad de los demócratas y bla bla. Pues a mí que no me busquen en la unidad para no ver, para no saber, para la impunidad. La unidad en sí misma no es un valor, sino un instrumento que pretende un fin. Sólo la calidad del fin pretendido determina la bondad o la maldad de esa unidad. Se levanta la indiferencia, incluso la hostilidad frente a quienes disentimos.
Como ocurrió con la espléndida concentración del día 6 de noviembre en Colón convocada por Voces Contra el Terrorismo y que llenó la plaza, así como las calles aledañas. Contra aquella riada ciudadana, como tantas veces, se lanzó el “facha” de turno y arreglado. Incluso aderezado con unas fotos en las que unas personas, supuestamente, hacían el saludo fascista. Una manipulación consistente en detener la cámara en el fotograma adecuado mientras alguien mueve su brazo. Allí nada de eso se vio, pero para algunos todo vale y alguien, incluso de buena fe, puede llegar a creerlo. Difama que algo queda. Durante muchos años España ha maltratado minuciosamente a sus víctimas. En esas estamos. En mi nombre no.
3 respuestas
Creo que el Sr Salvador Ulayar tiene toda la razón.
Pero en esta sociedad que a veces es hermosa y a veces asquerosa, le ha tocado a él y a la querida familia Alcaraz, ver y sufrir la parte más cutre de nuestra sociedad.
¿nadie de nuestros gobernantes ni del PSE-PSOE puede tener un poco de humanidad y ordenar detener a ese impresentable que, no lo olviden, el PNV lo tuvo en la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco?
Joder, ¡que cuadrilla!
Y Eguiguren condenado por un juez, osea con sentencia firme, por maltrato a su mujer y viene a darnos clases de civismo.
En efecto, es bien complicado decir algunas cosas. Hoy en día en España, si se dice lo siguiente, uno es, como mínimo, un sanguinario terrorista:
las víctimas del terrorismo merecen el apoyo y comprensión de toda la sociedad por lo que han sufrido, y tienen derecho a expresar su opinión.
Pero su opinión no tiene más valor que la de cualquier otro ciudadano. No pueden condicionar la politica de todo un país. Es normal que opinen lo que crean (y no todos opinan igual), pero el hecho de haber sufrido lo que han sufrido no hace que la sociedad tenga que seguir su opinión.
Lo verdaderamente lamentable es como son instrumentalizados por ciertos partidos de derechas que todos conocemos.