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El presentar el derecho de autodeterminación como “derecho a decidir” sabiendo que lo que significan ambos es el derecho de separación, se explica por la época fofita en la que vivimos, donde reina el relativismo y el engaño. Todo se quiere presentar como lo más ligero / light posible, para que nuestras conciencias no sufran, o sufran lo menos posible, es de traca el eufemismo de “interrupción voluntaria del …..”. En fin rastreemos el periplo del derecho de autodeterminación, para que entendamos como llego a prender en ETA, estudiaremos tanto las fuentes, como el contexto, para entender de donde lo tomo e hizo suyo.
Uno.- El marxismo y la cuestión nacional
Para el marxismo, el triunfo definitivo del capitalismo sobre el feudalismo estuvo ligado a la consolidación de los movimientos nacionales. Para la victoria completa del modo de producción capitalista, se necesitaba que la burguesía conquistase el mercado interior, y que en dichos territorios, la población con el desarrollo de un solo idioma contribuyeran a la cohesión estatal. La tendencia de todo movimiento nacional fue formar Estados nacionales, que son los que mejor cumplieron con las exigencias del capitalismo contemporáneo. Para toda la Europa Occidental, es más, para todo el mundo civilizado, el Estado nacional es por ello lo típico, lo normal en el período capitalista.
La fijación de una posición marxista no fue fácil porque hubo fuertes disputas, entre Kautsky y Rosa Luxemburgo. El problema nacional, en la mayoría de los países occidentales hacía mucho tiempo que estaba resuelto. Era ridículo buscar solución a problemas que no existían. En la Europa continental, en la parte más occidental, la época de las revoluciones democráticas burguesas abarcó un lapso bastante determinado, aproximadamente de 1789 a 1871. En Europa Oriental y en Asia, la época de las revoluciones democráticas burguesas no comenzó hasta 1905, así pues, fueron precisamente las peculiaridades históricas concretas del problema nacional en Rusia las que hicieron urgente el reconocimiento del derecho de las naciones a la autodeterminación a principio del siglo XX.
Desde el marxismo, el problema del derecho a la autodeterminación no presento dificultades, porque por autodeterminación se entendió únicamente el derecho a la separación, siendo ésta una tendencia de todas las revoluciones democráticas burguesas. El clima político de Rusia estaba determinado por el nacionalismo ruso, que al dominar a otros pueblos, afianzaba la reacción contra Rusia. Por ello defendieron la completa igualdad de derechos de las naciones, derecho de autodeterminación de las naciones, y la fusión de los obreros de todas las naciones.
En 1913 Stalin por encargo de Lenin escribió un libro que tuvo un gran impacto. Fue poco antes de iniciarse la Gran Guerra del 14, y el tema era de especial interés. Stalin elaboró la teoría marxista de la nación, definió el camino que a seguir por los comunistas para abordar la solución de la cuestión nacional, que formaba parte del problema general de la Revolución, justificó el principio del agrupamiento internacional de los obreros frente a la II Internacional. Su conocida definición de nación, como “una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida sobre la base de la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada ésta en una comunidad de cultura” . Las malas lenguas atribuyeron tal definición a Lenin y Bujarin, pero no fue cierto.
Los bolcheviques se interesaron realmente en la cuestión nacional por necesidad política, el Imperio Ruso era un galimatías de distintos pueblos, el tema en aquellos momentos era candente. Stalin apostaba por el gran Estado multinacional, si había que elegir entre los intereses del Estado soviético y cualquier “nacionalismo” (incluido el ruso), no habría dudado. En la práctica permitió a las naciones una mayor autonomía cultural y lingüística de la que cabría esperar de sus escritos anteriores a la revolución. En 1925 ante un grupo de estudiantes dijo que aunque la cultura en la época socialista era “proletaria en cuanto a su contenido”, seguiría siendo “nacional en la forma”.
En 1929, Stalin repitió y defendió que las naciones como tales sólo surgieron con el capitalismo, pero agregó que los “elementos de la nación (idioma, territorio, comunidad cultural, etc.) se crearon poco a poco, ya en la era precapitalista. Anuncio “el crecimiento y florecimiento” de las naciones durante la era socialista.
Stalin hacia el final de su vida, reconoció qué las naciones son lo que suficientemente tenaces como para sobrevivir a la desaparición del sistema capitalista. Pero comprobó que una cosa era el modelo marxista y otra su práctica, pues las realidades eran menos puras y en la práctica salvo con Finlandia, no se produjo ningún otro caso de separación donde los comunistas estuvieron por en medio.
Dos.- La Doctrina Wilson
Fue Thomas Wilson el 28.º presidente de los Estados Unidos, hijo de un pastor protestante, del Partido Demócrata, gobernador de Nueva Jersey en 1911-12; siendo rector, sus reformas pedagógicas habían hecho de Princeton una universidad modélica, sus reformas políticas y sociales en Nueva Jersey llamaron tanto la atención como para convertirle primero en candidato a la presidencia y más tarde terminar con un largo periodo de hegemonía política republicana.
En las elecciones presidenciales de 1912 obtuvo una abrumadora mayoría, favorecida por la división del voto republicano. Durante sus dos mandatos como presidente (1913-21). Fue en política exterior donde hubo de asumir los mayores retos. Primero detuvo a Pancho Villa en el sureste, más tarde entró en la Primera Guerra Mundial (1914-18) como aliado de Gran Bretaña y Francia, dándole un sentido de cruzada por la libertad contra los regímenes anacrónicos y opresivos de Alemania y Austria-Hungría; con su peso industrial y militar EEUU contribuyó a desequilibrar la contienda en favor de los aliados, al tiempo que demostró su condición indiscutible de gran potencia.
En 1918 el presidente Wilson formuló un programa de 14 puntos que debía inspirar los tratados de paz: para solucionar los contenciosos fronterizos, Wilson propuso en su punto 5, la búsqueda de una solución de compromiso al sostener que las reivindicaciones coloniales debían solucionarse de acuerdo con un equilibrio entre los intereses de las poblaciones afectadas y las demandas de las potencias imperiales europeas, utilizando para ello el derecho de autodeterminación. Así consiguió dar un golpe de gracia al Imperio Austro-Húngaro: posibilitó el nacimiento de Checoslovaquia y Yugoslavia; el resurgimiento de Polonia; además de cambios en las fronteras como la ampliación del territorio de Rumania o Grecia. Europa cambió en un contexto de confrontación con los nuevos amos de Rusia, tras la Revolución de Octubre.
En la Conferencia de Paz de París (1919) Wilson descubrió la realidad de la política internacional, marcada por el revanchismo y las ambiciones territoriales de los vencedores. Decepcionado por los compromisos que se vio obligado a aceptar, regresó a Estados Unidos sin otro éxito significativo que el de haber conseguido que se creara la Sociedad de Naciones.
Según Tony Judt, al final de la Primera GM fueron las fronteras las que se ajustaron, mientras la población permaneció en donde habitaban, pero al final de la Segunda GM, a los que se movieron fue a las personas. Para nada había en Europa, naciones puras de una sola etnia o con un solo idioma. Lo que se produjo fueron la aplicación de muchas violencias para trasladar forzosamente a numerosas minorías lingüistas, que había y hay en todos los países.
Prácticamente todos los países del centro y este de Europa se quedaron sin judíos. Trece millones de alemanes fueron expulsados de sus territorios tradicionales. A un millón de polacos los expulsaron de Ucrania, medio millón de ucranianos fueron trasladados de Polonia a la URSS. Bulgaria transfirió 160.000 turcos a Turquía. Checoslovaquia cambió 120.000 eslovacos que vivían en Hungría, por un número similar de húngaros radicados en Eslovaquia. En Yugoslavia 400.000 personas que vivían en el sur, los trasladaron al norte, para ocupar el lugar de 600.000 alemanes e italianos deportados.
Tres.- El contexto de los años sesenta
A fines del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX se produjo una ocupación militar y repartición de territorios entre distintas potencias europeas. La independencia de las colonias recibió un impulso decisivo al fin de la Segunda Guerra Mundial. Entre 1947 y 1970, casi todas las colonias europeas de Asia y África lograron independizarse apoyándose en el derecho a la autodeterminación. En muchas colonias la independencia solo fue política y no económica. Gran Bretaña, renunció gradualmente a sus dominios tratando de transformar el imperio en una comunidad de naciones soberanas. (Commonwealth). Los movimientos independentistas se dieron de forma pacífica y violenta. En el África Negra (subsahariana) la descolonización tuvo lugar entre 1956 y 1962. En Sudáfrica la minoría blanca logró mantener el poder practicando una política de discriminación racial (apartheid) hacia la mayoría negra.
Al final de los años cincuenta se produjo la época de mayor confrontación entre los Estados Unidos y la Unión Soviética (derribo del avión espía norteamericano U2 sobre territorio soviético, la crisis de los misiles en 1962). El asesinado de Kennedy en 1963. Las confrontaciones internacionales y las protestas ciudadanas se incrementaron tras la recuperación económica de la posguerra: movimientos de protesta contra la guerra de Vietnam; contra la invasión de las tropas soviéticas en la Primavera de Praga; el Mayo del 68 que se inicio en Francia y se extendió por otros países. La «carrera espacial», que inicialmente encabezo la Unión Soviética, hasta que EEUU colocó al primer ser humano sobre la superficie lunar en 1969.
Durante el período de la Guerra Fría, las naciones del mundo se vieron obligadas a tomar una postura sobre qué ideología adoptar: la capitalista o la comunista. La neutralidad no era una opción en un mundo ideológicamente polarizado. El Tercer Mundo, agrupo a todos aquellos países que no pertenecían ni al Primer Mundo –las naciones más ricas de América del Norte y Europa occidental– ni al Segundo Mundo, conformado por los países socialistas del Este de Europa y la URSS.
La posterior creación del Movimiento de los Países No Alineados, complicaba más el panorama internacional. Complicado por el Mayo Francés, el acceso en Chile de un gobierno socialista, la transformación de Oriente Medio por el estado de Israel y el descubrimiento de las reservas de petróleo en los países árabes. La Revolución Cultural en la China de Mao. El tenso clima político y social de EEUU, por el conflicto de la guerra de Vietnam, y el movimiento por los derechos civiles encabezados por Martín Luther King.
Para America Latina fue una época especialmente turbulenta, de golpes militares y enfrentamientos. La fuerte polarización política, en plena Guerra Fría, mientras unos pregonaban la revolución armada con el fin de establecer gobiernos revolucionarios, otros intentaban mantener el statu quo imperante en la sociedad. El resultado final fue la instauración, con el respaldo de EEUU, de una serie de gobiernos autoritarios y la aplicación, por parte de estos, de diferentes niveles de terrorismo de Estado. La forma más común de lucha revolucionaria de entonces, fue la guerra de guerrillas, que se generalizó en varios países. Estos planteamientos eran alentados desde Cuba. Ernesto “Che” Guevara, que había participado en la Revolución Cubana, advirtió que era posible replicar la misma situación ocurrida en Vietnam, en otros países.
Así, en las décadas de 1960 y 1970, en medio del auge de los grupos de izquierda, proliferaron los golpes de Estado protagonizados por los militares, quienes ejercieron una dura represión. Los únicos Estados latinoamericanos que entre los años sesenta y noventa estuvieron regidos por gobiernos civiles fueron Costa Rica, México, Venezuela y Colombia.
De su admiración por la Revolución Cubana fue de donde se alimentó la primera ETA y de allí abrazó la utilización de la lucha armada, y del marxismo leninismo es de donde sacó su derecho a la autodeterminación de Euskadi, entendido éste como el mejor instrumento para incorporar distintas fuerzas políticas, sociales y culturales en el camino de la construcción nacional vasca, entendida ésta como el motor que acelere el proceso hacia su soñada meta final, el socialismo comunista.
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Discurso en La Trilateral del Che: http://www.filosofia.org/hem/dep/cri/ri12094.htm
3 respuestas
Si los países colonizadores europeos no hubieran sido tan burros, los movimientos de independencia hubieran sido mas tranquilos.
Por ejemplo en la Argelia francesa, que según la «metropoli» era un departamento mas de Francia, los árabes no tenían derecho a un pasaporte francés. Los de origen europeo si. Es decir, en Francia había franceses de primera y de segunda.
Aquellos polvos trajeron estos lodos, y ahora ser independiente es «guay» y «progre» cuando hace un siglo era exactamente lo contrario. Asesinar se convierte en «lucha armada» y así sucesivamente.
Por otra parte, Filipinas, Puerto Rico y Cuba enviaban diputados a Cortes como Cuenca, Madrid o Vigo, y sin embargo oligarquías locales deseosas de quedarse con todo el poder, y ser cabeza de ratón antes que cola, o cuello, de león, no dudaron en usar la violencia para sus intereses, espoleados por intereses extranjeros, que a la postre fueron los que se llevaron el gato al agua, y el dinero al bolsillo.
Y es que algunos nunca aprenden. Y sin embargo ya están advertidos; el Sr Mas, heredero de la enfermedad mental de Sabino, nunca conseguirá una Catalunya independiente y bucólica….si alguna vez Cataluña deja de ser parte de España, sería para denominarse Cat-Al-Uñistán.
A los eusconazis, recordarles que el Islam llegó hasta Poitiers, así que dejen de enredar, o acabarán en Eusc-Al-erristán y sin probar el chacolí, ni las tortas de chanchigorri, entre otras.
En torno al nacionalismo las dos superpotencias del siglo XX dieron el do de pecho en cuanto a cinismo. Lenin fue quien llamó a Rusia «la cárcel de pueblos», para derogar la doctrina apenas tocó poder, como pueden acreditar los finlandeses , y unos añitos después, georgianos, húngaros, alemanes, checos, rumanos…
Del otro lado el señor Wilson y su autodeterminación, seguido después por toda la labor de alentamiento de nacionalismos por la OSS y la CIA allá donde ha hecho falta. ¿De donde vienen los EEUU continentales que conocemos y que así actúan? Pues de una terrible guerra civil en la que una serie de Estados que decidieron autodeterminarse aprendieron por las malas que de autodeterminarse nanay.
Y es que una cosa es predicar y otra dar trigo…
Por cierto , me gustaría contactar con usted, Sr. Guelbenzu. No tengo Facebook ni demás moderneces, pero podemos contactar a partir de la dirección de email que me identifica en este periódico. un saludo