Hay un mecanismo muy perverso en los razonamientos de quienes se posicionan a favor del aborto. Y es que hay dos maneras de contemplar el derecho a la vida de los seres humanos. La primera de esas maneras es considerar que el derecho a la vida, y en general los derechos fundamentales, son derechos inherentes al ser humano. Esto significa que todos los seres humanos son acreedores de esos derechos. Da igual lo que diga la ley. Da igual en qué país vivan. Si una ley de un país no reconoce los derechos fundamentales a sus ciudadanos, no es que las personas no tengan esos derechos fundamentales, sino que se les niegan. La ley por tanto sería injusta y culpable de vulnerar los derechos fundamentales de los ciudadanos. La otra manera de aproximarse al asunto es considerar que las personas no tienen derechos y que los derechos fundamentales no son inherentes al ser humano. De esta manera el derecho a la vida, o cualquier otro derecho fundamental, sólo sería un derecho de aquellos a los que la ley se lo reconoce, si se lo reconoce, donde se les reconoce, y sólo porque la ley se lo reconoce. Esto además mientras no cambiara la ley y dejara de reconocérselo. Esta segunda manera de considerar los derechos fundamentales consiste en dejar de considerarlos como un derecho inherente a los seres humanos y convertirlos en una potestad graciosa del estado. Es decir, el fascismo. O por lo menos una manera de aproximarse a los derechos de los seres humanos que se encuentra en la naturaleza del fascismo. Me atrevo a decir por tanto que dejar que el estado establezca un plazo arbitrario a un lado del cual reconoce el derecho a la vida y a otro no es fascismo. Fascismo, no progresismo. No sé si me explico.
4 respuestas
Menos mal que Pérez-Jacoiste tiene la honradez de preguntar: «No sé si me explico». Pero eso es lo de menos, pues el lector ya está perdido al llegar al final. No sabíamos tampoco que fascismo es todo aquello que suena a «potestad graciosa del estado». Por lo menos es «graciosa», pero qué diría Vd. de las potestades «no graciosas» del estado marxista. Déje por favor de mezclar temas serios y difíciles como el aborto con el vocabulario facilón de los políticos actuales.
y si lo terminamos con:
…»Esta segunda manera de considerar los derechos fundamentales consiste en dejar de considerarlos como un derecho inherente a los seres humanos y convertirlos en una potestad graciosa del estado.»
(y si en vez de estado se escribira sistema: hay sistemas que estatalistas -que más o menos invaden las libertades individuales- y sistemas que respetan -e incluso potencian- las capacidades de cada ciudadano en todo momento)
Pues yo estoy de acuerdo con la tesis del artículo. O bien los derechos fundamentales son inherentes al ser humano, o bien son una concesión legal del estado. Y lo segundo es propio del fascismo y los totalitarismos. Las leyes abortistas, claramente, someten el reconocimiento del derecho a la vida de los seres humanos a una serie de plazos legales. Por tanto son propias del fascismo y los totalitarismos. En el artículo tampoco se dice que fascismo es todo aquello que suena a potestad graciosa del estado, sino que situar el origen de los derechos fundamentales en la ley en vez de en la persona está en la naturaleza del fascismo. Lo cual me parece evidente que es cierto. Y me parece muy bien subrayarlo porque las personas más partidarias del aborto suelen ser las que luego van por la vida de más antifascistas.
Es que todo es más fragil y exige más cuidado de lo que creemos… todos estamos de acuerdo en quehay derehos fundamentales que no dependen del reconocimiento del estado o los otros… esos derechos son los que reconocemos nosotros como evidentes… pero no otros que señalan los de enfrente. Todo depende de una idea prejurídica, que es la de persona o ser humano.