Quisiera, con todo, agradecer a los organizadores de la Conferencia de San Sebastián y a sus insignes – y muy bien retribuidos- participantes que nos recuerden que sin dignidad no somos nadie y, además, que tendremos que trabajar y renovar nuestras respuestas al desafío mafioso – hasta que no se demuestre claramente lo contrario- de “baja intensidad” (pero bien municionado con los restos de G2) de los amigos de terror. No podemos olvidar que Eta razona, piensa, aprende. Así, los violentos siguen bien organizados, tienen visión a largo plazo, tienen objetivos, tienen estrategias, tienen determinación, tienen fe y tienen gente que les apoya. De hecho, lejos de haber avanzado en la deslegitimación del terror, ellos han ganado claramente la batalla de la (des)información, tengamos esto claro – fuera de nuestras fronteras, este fenómeno ha alcanzado un reconocimiento internacional innegable que nadie debiera consentir-.
Y nosotros enfrente, ¿qué? Pues parece que lo único que esperamos – corríjanme si me equivoco- es que no nos molesten más, haciendo caso omiso a esa alerta parpadeante del pensamiento y del corazón que nos recuerda los cientos de asesinatos y vejaciones cometidos por ellos a miles de personas inocentes (hijos, padres, esposos, amigos,…). ¡Patético!
Por todo ello, estaré el 29-O en Madrid. Para dar mi apoyo a los que más sufren, en este caso, el colectivo de víctimas de Eta. Para dar sentido a mi compromiso político, de servicio a los demás, demandando unidad política y social – concibo España como un país abierto, inclusivo y valiente- frente al chantaje y ofertas interesadas de los terroristas. Para compartir y recobrar con otros muchos indignados (de verdad) los valores que nunca debimos perder: solidaridad, responsabilidad, gratitud, compromiso, confianza en nosotros mismos, tolerancia, justicia – frente a la venganza- , igualdad, libertad y, por supuesto, paz.
Sin embargo, creo que no estaremos todos. Por supuesto, los abertzales de todos los colores y algunos socialistas – quizás esperanzadamente- han entendido que era el momento de acompañar la estrategia etarra organizada en torno a la Conferencia de la “claudicación” de San Sebastián y el posterior comunicado de confirmación. Puedo respetar el que cada cual elija con quien quiere construir una sociedad para el futuro, pero yo siempre estaré con las víctimas. Si ellas se sienten humilladas y maltratadas, yo me pongo de su lado. Sin matices.
Nos vemos el 29-O en Madrid en la Plaza República Dominicana.