Ya es un poco tarde para ir de navarristas o de monárquicos pamploneses. Que no presuman Patxi o Txentxo o Uxue de lo que nunca fueron. El nacionalismo vasco surgió para reivindicar la construcción de un estado nacional sobre los efluvios raciales y los caprichos de la etnografía vasca. Nada más alejado pues del pragmatismo cristiano creador de aquellas realidades políticas que fueron -y que todavía son- Alava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra. Pero claro, como la masa cultural no acaba de coger consistencia ahora están tratando de recomponer sus bases ideológicas echando mano de las realidades políticas y forales, como el reino de Navarra, por ejemplo. Sin embargo ahora ya es tarde. Se les ve el plumero. Se nota que lo hacen no por amor a la justicia sino por procurarse una percha en la que colgar sus emociones románticas. Dejen paso a la verdad. Olvídense del 1512. Mantengan hasta el final sus incoherencias, hasta que ellas solas acaben resolviendo el embrollo en que han metido a tanta gente. No quieran apearse en marcha del tren nacionalista antes de ver cómo de mal termina el viaje. La verdad, la realidad, pondrá las cosas en su sitio y demostrará que lo peor de un incoherente es que ni siquiera es capaz de ser coherente con su incoherencia.
Jerónimo Erro