¿Vacaciones o fiestas?. No es lo mismo. Hay quien aprovecha las unas para huir de las otras. Hay quien sigue trabajando como si nada. Y otros que lo hacen a medio gas. Hay quien labora más precisamente porque hay fiesta, caso de los expendedores de alcohol o de los controladores de alcoholemia… Y hay incluso quien las hace coincidir, San Fermín y vacación, como en los viejos tiempos, cuando no había móviles y las fiestas eran una fiesta.
Entre tanta variedad de actitudes resulta todavía un milagro que pisoteado, adulterado, abandonado, museificado, kukumusizado y esclerotizado perviva todavía nueve días al año el espíritu sanferminero.
A los que se quedan, decididos a ver la botella (o el cachi) medio lleno hay que desearles suerte, vista y al toro. Y a los que se van con la música (sanferminera) a otra parte no puedo sino desearles paciencia. A unos y a otros, habitantes, usuarios y sufridores de la Capital del Reino me uno con el grito de rigor: ¡Viva San Fermín!
Jerónimo Erro