Visto desde fuera el mapa político navarro llama la atención por la variedad de sus colorines. Tengamos en cuenta que hay parlamentos regionales en los que nadie más asoma la cabeza electoral además de los dos grandes partidos. En cambio en Navarra, si no fuera porque la presión del sistema electoral hace disminuir los movimientos centrífugos, podríamos tener fácilmente una veintena de siglas diferentes. Hay quien piensa que la perfección del sistema partitocrático se encuentra en la consolidación de un club selecto de tres o cuatro partidos. Otros pensaban no hace tanto tiempo que la perfección del sistema, sus máximas garantías de estabilidad y progreso precisaban un único partido. Yo pienso que puestos a ser democratas lo mejor sería que hubiera tantos partidos como políticos. Porque de esa forma, con un sistema mucho más auténtico que el encorsetado de la partitocracia que sufrimos, se facilitaría en mi opinión la coherencia de los candidatos, la seguridad de los votantes y el entretenimiento general. Lo que está sucediendo actualmente con las alianzas y prealianzas es que los políticos pierden espontaneidad, autenticidad, identidad. Que los partidos sustituyen a las personas.
Jerónimo Erro
3 respuestas
D. Jerónimo. Le imaginaba a usted mucho más guerrero en estos temas.
Para ser presidente de la Coca Cola no hay que pertenecer a ningún partido político. Basta con ser bueno, y querer serlo. Para ser Papa tampoco. Basta con ser Obispo, ser bueno y la ayuda del Espíritu Santo. ¿Por qué para ser presidente de Navarra o alcalde de Pamplona si que hay que estar en una lista de un partido político?.
¿No sería mucho mejor que esos monstruosos aparatos antidiluvianos, generadores de gasto brutal y de oscura contabilidad, desparecieran y dejaran de servir como plataformas de agradecer estómagos y pudiéramos designar libremente a quien queremos que rija los designios de nuestra tierra?
¿De verdad que así, al margen de los partidos, no se le ocurren tres o cuatro nombres de Pamplonicas que podrían ser magníficos alcaldes de esta ciudad? (otra cosa es que quieran, claro).
¿Para qué sirve el partido entonces?
Los partidos políticos están formados por personas,y en algunos casos,los votantes,se fijan más en el continente que en el contenido,con lo cual,las personas pasan a sustituír a la esencia del partido,(este año lo vamos a ver en alguna comunidad,solo hay que esperar),y eso,nos guste o no,es así.Las alianzas no creo que sean el cáncer de las ideologías,son las personas las que mercadean con sus principios y los venden al mejor postor. Sr. Erro,debería darse una vuelta por las listas aragonesas,andaluzas,gallegas,catalanas,valencianas…,vería que los quesitos multicolores conforman el arco político en todas las comunidades,bien es cierto que luego la ley electoral los destierra al olvido y a al silencio social,pero existen.Quizá la poca curiosidad o la inercia ideológica hace que muchos no vean que la oferta va mucho más allá del bipartidismo.Pereza y aburrimiento social.A ver si viene el encantador de serpientes y volvemos a entusiasmarnos con nuestro propio futuro…difícil,muy difícil…
Los partidos cambian libertad y espontaneidad por el ferreo seguimiento de las directrices de lider. No son canales de participación, son rígidas estructuras de poder que se reviste con el manto de la legitimidad, la democracia interna, la pluralidad… La ley electoral busca y premia este esquema aplicando reglas (des)proporcionales, que aúpan al mayorítario y aniquilan incluso a porcentajes serios de gente, privándolas de voz en pro de las «mayorías».
Eso se acaba repartiendo 1 representante de cada asamblea local, autonómica o nacional entre los partidos que tengan un resultado mínimo dado: (En navarra 100% / 50 diputados = 2% de electores efectivos).
La cifra podría elevarse, (o reducirse el nº de escaños, que es lo mismo) a fin de evitar una fragmentación excesiva.
Cada representante unico de cada partido tendría tantos votos como los obtenidos en las votaciones. Partido A.- 14524 votos, partido B 13054, partido C…
Como tenemos computadores, la cuestión de las sumas no sería mayor problema. O podríamos redondearlos a la centena siguiente… lo que quieran, la pérdida de representatividad sería pequeñísima.
Ahí tienen un parlamento con los mismos escaños (podrían reducirse: no tiene sentido mantener a 50 diputados en todo caso, pues podría darse el caso de existir solo cinco o diez partidos con un 2% de votos) en el que estarían perfectamente representados todos los votos, y en el que no habría mayorías automáticas, ni desproporcionadas Para evitar ausencias derivadas de la representacion de un unico diputado, cabría otorgar representacion a varios.
No digo que sea la solución, claro.