El «servicio de atención al cliente de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona» ha contabilizado en 2010 un total de 114.655 llamadas. Más o menos la misma cantidad que recibe en todas las Españas el número 016 para asesorar ante crímenes pasionales y ataques de machismo. Lamento no tener datos del benemérito -y siempre creciente- teléfono de la Esperanza pero sí que les puedo decir en cambio, gracias al ABC, que el fracasado teléfono que el extinto ministerio de Igualdad creó para atender llamadas de hombres solo recibió 6.515 consultas a lo largo de un año, y que por cierto salieron a razón de 126 eurazos de dinero público cada una. Esto no son estadísticas, esto es la realidad, o sea lo más contrario al rollo ideológico que tanto gusta a los gobernantes progres.
Y aprovechando que estoy aquí, ya se que este es otro tema pero… ¿qué es eso de «atención al cliente» de la Mancomunidad? Yo pensaba que la mancomunidad era un instrumento municipal para vecinos y no una empresa para clientes. Con esta mentalidad no es de extrañar que se busquen gerentes puros para la alcaldía.
Jerónimo Erro
Un comentario
D. Jerónimo su comentario sobre la conversión de la política en tecnocracia ha producido en mí, que llevo un día terriblemente malevolo, una suerte de pensamiento sobre el «dedazo» que hará daño a los lectores de estas páginas que son muy barcinistas.
Para mí que el sucesor de la Sra. Barcina sea una persona sin perfil político no es más que un intento de teledirigir la política municipal desde el Palacio de Navarra (lo más probable) o desde la Pl. Principe de Viana (menos). Creo que ha buscado un fiel administrador, lo rodeará de su guardia pretoriana (concejales), y buscará que las decisiones estratégicas (poliiticas) sean tomadas al alimón entre los dos.
Estos esquemas de gobierno vicarial solo pueden funcionar siempre y cuando el vicario no desarrolle su ego y crea que ha llegado al poder por méritos propios y no por el carisma de quien le nombro su representante. La experiencia dice que una vez nombrado intentará demostrarnos su valía marcando su independencia de criterio.
La frase que se atribuye a Napoléon: «cada vez de que cada vez que nombro a un mariscal genero 100 agraviados y un ingrato» no deja de ser un reconocimiento de lo que apunto.