No. Al menos yo no quiero que gobierne Nafarroa Bai. Y naturalmente no estaría más feliz si hubiera un tripartito progre en Diputación. Yo lo que quiero -supongo que como querrán todos los votantes de Miguel Sanz– es que eso no suceda nunca. Por eso a todos nos preocupa tanto ver a Sanz y a los dirigentes de UPN empeñados en la táctica a corto plazo.
Para que aquello -el tripartito nazional-socialista- no llegue nunca, para que el sarampión nacionalista reduzca su intensidad, para que el vasquismo ideologizado y progre pierda energía, hay que mirar algo más que el ombligo del cargo y los presupuestos. Hay que mirar más alla y apostar por llenar de contenido esa famosa identidad de Navarra.
Ahora tenemos una Diputación foral y española. Menos mal. ¿Pero qué clase de Navarra nos espera dentro de cuatro u ocho años si no se miman ahora la educación y la cultura? ¿Si se dan alas ahora a un PSN que estaba técnicamente hundido? ¿Si se aceptan ahora los principios antiforales y antimorales y anti-familia de la EpC? ¿Si se continúa engordando todo lo público a costa de la vida social?
No es verdad que la política tenga que ser necesariamente así de amorfa. Si existen unos principios deben explicitarse. Y si UPN tiene de verdad un proyecto para Navarra diferente al del Partido Socialista Obrero Español lo mínimo que pueden esperar sus votantes y díscolos simpatizantes es una cosa: que se note.
Jerónimo Erro