PAGA, VOTA Y CALLA (II) Y no es solo que se menosprecie puntualmente la ayuda de un colectivo lleno de experiencia y de ciencia como el de los taxistas para mitigar algunos problemas del tráfico urbano. Es que la participación, cualquier participación, ya sea personal o asociada, en la cultura o en la política, está bajo mínimos y los esfuerzos que aparentemente hacen los políticos por promoverla se caracterizan por una especie de condescendencia ilustrada que anima poco, la verdad. Al final los vecinos son cada vez menos vecinos, y cada vez más ciudadanos. Cada vez menos protagonistas. En parte porque cualquier iniciativa vecinal suele nacer bajo la sospecha de ser poco menos que una tapadera revolucionaria; y en parte porque la comodidad general y la complicación de la vida moderna dificultan enormemente el compromiso social. Más razón habría por eso mismo para promover con ímpetu la responsabilidad entre los vecinos. Para que no se limiten a pagar y a votar. Pero no. “Pamplona somos tú”, dicen. ¿Qué significa esta frase de sintaxis absurda? A mi, qué quieren que les diga, en boca de un político-profesional me recuerda a la de “No podemos conducir por tí”; o a la propaganda institucional de hace unos cuantos años afirmaba: “Lo suyo es votar”. Y ya puestos, también a esa otra tan famosa que decía: “El Estado soy yo”. ¿Que las elecciones son “la fiesta de la Democracia”? A mí me parece que últimamente el de la votación es el único día que trabaja. Jerónimo Erro