Pensar que la solución al problema catalán a estas alturas está en el diálogo como si este fuese un bálsamo de fierabrás, es pensar que los ateos creen de repente en los milagros, porque seamos serios no es fácil desandar 30 años de estar mirando para otro lado. Recuperar la presencia de lo español en Cataluña y trabajar una buena solución requerirá mucho tiempo. Hay que cambiar de estrategia, ya que no se trata de cuanto les podemos dar hoy a los nacionalistas, para que dentro de unos cuantos años vuelvan a la carga.
Supone pegarse un tiro al pie aceptar propuestas “imaginativas” en el camino de propuestas confederales, no tienen sentido. La ingenuidad de encerrar en una habitación a Rajoy juntó con Mas hasta que se pongan de acuerdo, es de traca, e increíble que muchos tertulianos de lo propongan. Hay que cambiar radicalmente, primero sin renunciar a la defensa del Estado de Derecho, porque el que delinque debe de pagar, todos estamos sometidos a la Ley. Las izquierdas ante los nacionalistas deberían cambiar y tener una postura más seria y sensata, pues cediendo más no tenemos solución, salvo disolver España, puesto que lo que quieren los independentistas hoy es la secesión, según ellos han llegado al final del camino. Pero tienen un problema que sólo son como mucho el 30%, con esta debilidad no pueden hacer nada, salvo que estemos locos y se lo pongamos fácil. Todavía estamos a tiempo si hacemos cosas distintas en la dirección de hacer entender que son compatibles las pertenencias concéntricas a Cataluña, a España y a Europa, ya que todo lo que sea dividir nos debilita.
Hay que trabajar para ganarnos a las dos terceras partes de los catalanes que no son independentistas. Según Somatemps estamos ante un problema de crisis educativa, moral, política e histórica que exige altura de miras para comprender su magnitud y que de este análisis han de surgir las primeras propuestas que fundamente una regeneración política de todo un sistema, y debemos de hacerlo también con un componente emocional pues la emoción une más que la razón.