Esto va -y perdonen mis castos lectores por título tan vulgar- dirigido a esos artistas que han sido contratados por los directores del teatro Gayarre -teatro municipal no lo olvidemos- para montar un cabaret, en plenos sanfermines, en el centro de nuestra vieja y decente Iruña.
No tengo ni idea de cuántos somos los que renegamos de vuestra ropa interior (que como su propio nombre indica se supone que son las prendas que van por dentro) pero me da igual. Incluso a vosotros mismos -si es que os queda todavía algo de artista- debiera preocuparos que hubiera en toda Pamplona un único rancio mosqueado por ver vuestras fotos en paños menores colgadas de nuestras farolas. El arte, queridos artistas, sólo puede ser democrático en una sociedad de gente sencilla. Y tal como estamos, una cosa tenéis que saber: que vuestro éxito se sustenta a golpe de marketing. Es por eso que vais a tener público y a hacer negocio. Solo por eso.
Muchos pamploneses decentes, vecinos normales, personas que queremos educar en el buen gusto a nuestros hijos, nos encontramos por segundo año consecutivo -primero con Maya y luego con Asirón-, con un espectáculo que deploramos. Y tomamos nota de que el cambio que nos prometían no era tal. Que estas cosicas que ya se programaban sin cortapisa en los oscuros tiempos de UPN van a continuar como si nada en una nueva era no tan renovadora.
Tampoco entendemos cómo será posible erradicar el sexismo o la cosificación de los cuerpos serranos que nos visitan en las fiestas, si al mismo tiempo que se pide contención y respeto se anima al personal a embrutecerse a base de pornografía. ¿No suena esto a lo del bombero pirómano?.
No nos interesan, en fin, ni vuestras perversiones, ni vuestras hechuras de photoshop, ni el morbo tontorrón agujeroadicto que os aplauden las autoridades municipales. Solamente queremos que en los sanfermines haya cosas sanfermineras. ¿Es mucho pedir?