Es que, de verdad, no quiero seguir hablando sobre la monarquía y los tics feudo-vasalláticos de este siglo XXI pero me lo ponen en bandeja. Creo que las cabalgatas de los Reyes Magos, horadando año tras año nuestro esquema constitucional a base de caramelazos, nos han debido de impactar a todos en estas fechas más de lo que pensamos. La designación de heredero que acaba de realizar doña Yolanda para el Marquesado de Pamplona, como la que en su día hizo Miguel I para el Reyno de Navarra se me confunde en las noticias con la de Amancio Ortega en favor de Pablo Isla para el gobierno del Ducado de Inditex. En ningún caso dudo de la idoneidad de estos u otros herederos. La política, como la empresa, se está volviendo algo tan profesional que ya buscamos alcaldes como si fueran entrenadores de fútbol para los equipos de primera. Pero no; ni siquiera censuro que el mandamás, en la hora de su retiro, aproveche sin rubor sus super-poderes para procurar dejarlo todo atado y bien atado. Yo en su lugar creo que haría lo mismo. Lo que me molesta un poquillo es la dislexia de un discurso democrático oficial que sataniza al antiguo régimen mientra lo supera ampliamente en sus variantes más antidemocráticas. A este paso no creo que tardemos mucho en ver ceremonias de imposición de manos -como hacen los obispos para el sacramento del Orden-. Y es que en vez de inspirarnos en los sabios reyes fueristas estamos imitando no se por qué a los de las taifas.
Jerónimo Erro
3 respuestas
¡Si al menos las listas estuvieran desbloqueadas, o -desideratum máximo- fueran abiertas!
De todas formas, don Jerónimo, que empeño en sacar legitimidad democrática actual de los usos de reyes medievales de navarra, que como siempre en algunos casos aceptarían la elección, pero que no vacilarían en ejercer la majestad de su poder (derivado de Dios mismo) siempre que fuera preciso. No es un juicio peyorativo, pero es que ese mundo es otro mundo politico, religioso, legal. Y no veo la relación entre el mismo y el nuestro, francamente.
Sr. Spurgus veo que a mi pesar tengo que discrepar con vd. La hipótesis que lanza sobre la monarquía navarra se contradice con los hechos.
La monarquía navarra era una monarquía limitada ya que ni podía aprobar leyes si no era con concurso de las Cortes ni establecía impuestos ya únicamente lo hacían las Cortes aprobando los llamados «servicios». Ademas estaba limitado por las libertades que disponían los navarros (la movilización general la decretaban las Cortes por ejemplo).
Así que podríamos decir, aunque es un anacronismo, que la monarquía navarra era constitucional. Es más el Fuero General fue redactado para que un rey «de extraña lengua y de extraña nación» (Teobaldo I) supiese cual era su papel. Y creo que el Fuero General debiera equipararse a otro texto mítico de la misma época (y probablemente con menor contenido en libertades) como es la Carta Magna inglesa.
Itúrbide.- en modo alguno me pesan sus intervenciones, siempre interesantes. Es cierto que los reyes anteriores a los endiosados borbones eran más un «primum inter pares» que otra cosa. Y en cierto sentido, claro que la monarquía (no solo la navarra) era constitucional… de una cierta constitución, como Ud. dice equiparable.
De acuerdo con todo. Pero también lo estará Ud. en que todo eso no puede invocarse, sin caer en anacronía, como fundamento de un distinto modo de hacer ahora, en nuestro tiempo. Nuestra época es totalmente distinta (aunque seamos tatarararatatanientos) de la que vivieron aquellos reyes fueristas. Don Jerónimo dice que nos inspiremos en su sabiduría. Pues sea, doy mi brazo a retorcer, como decía aquel. Su sabiduría, sea, sistema de fueros, lo siento, sorry, por ahí no paso. Eso sí está superado. Hoy día no nos puede servir el sistema de los fueros medievales. Ni hay fueros personales (francos, judíos, genileshombres, soldados, etc..) ni pueden darse fueros a las ciudades ni cosa similar.
Al contrario, creo que este sistema neotaifal (¡¡qué palabra más buena me ha salido!! ¡me la pido, es mía!) en el que vamos convirtiendo las CCAA de nuestro querido país, es fatal para españa y para los españoles. Y el «regionalismo fuerista» no está muy lejos del nacionalismo (lo siento, así lo creo, no quiero ofender ni provocar). Donde hay un regionalista hoy, tendremos a un vástago nacionalista o en todo caso, menos españolista que su antecesor.