Empezaré confesando que nunca veo la televisión. La final del mundial sí que la ví, claro, en un bar. Las películas se ven perfectamente en DVD. Alguna vez zapeo en casa de los suegros y con cinco minutos me sobran para quedar vacunado una buena temporada. Llevo desenganchado de la tele varios años y les aseguro que gracias a youtube no me he perdido ninguna imagen imprescindible. A cambio vivo más tiempo mi propia vida y mantengo bien afilado el espíritu crítico.
Por todo ello se me pone una sonrisa malévola al pensar que la famosa crisis podría llevarse por delante la mafia derrochona de las televisiones autonómicas. Todo lo que sea adecuar los medios de comunicación a la realidad social será bueno. Mantenerlos, como ahora, sobredimensionados, con miles de personas trabajando en el «ministerio de la verdad» del Gran Hermano no hará sino alejarnos a todos del suelo firme. Y en cuanto a la relación dineros-calidad en la producción audiovisual no veo ninguna justificación a presupuestos tan millonarios. Algunas pequeñas perlas de internet, como las de nuestra Verónica, demuestran que para hacer productos de calidad más vale maña que euros.
2 respuestas
Estoy con Ud. D Jerónimo. Hago votos por una saludable debacle de la caja estúpida. ¡Si aprovechásemos su potencial educativo, pedagógico y cultural…!
Televisiones y radios públicas SOLO tendrían que emitir programas culturales y educativos….ASÉPTICOS POR SUPUESTO. Eso sí es subvencionable. Y nada de políticos y telediarios desinformativos.