Esto es la peste negra. Lean ustedes nuestra noticia titulada “Navarra no es país para viejos” y sabrán a qué me refiero. Contemplen la pirámide de población de nuestra tierra y verán que más que pirámide es un minarete, a lo mejor también egipcio.
No creo que en el siglo XIV hubiera ociosos que perdieran el tiempo dibujando pirámides de población pero si alguien lo hubiera hecho a partir del 1350 el resultado hubiera sido mucho mas halagüeño que el panorama actual. Porque aquella peste redujo la población europea en casi un tercio de la misma llevándose por delante a hombres y mujeres de toda edad y condición mientras que la actual peste abortista y anti-vida que padecemos se ceba en los niños; en el porvenir. Con estos datos sobre la mesa, y aun teniendo en cuenta las sorpresas que esconde el misterio de la libertad humana resulta muy desalentador mirar al futuro. ¿Cómo vamos a ser capaces de mantener una sociedad envejecida sin niños ni jóvenes? ¿Cómo haremos que siga ese orgulloso “crecimiento” económico? ¿Con una inmigración masiva de jóvenes extranjeros que desequilibre a su vez sus países de origen? ¿”arreglando” el error criminal del aborto con el error criminal de la eutanasia? Si en el medievo la crisis fue consecuencia de una epidemia física ahora es fruto de una especie de epidemia espiritual.
Nuestro problema no se llama “deslocalización” sino, sencillamente “despoblación”.
Eso respecto a la cantidad. Otro día hablaremos de cómo es la ciudadanía que viene.
No creo que en el siglo XIV hubiera ociosos que perdieran el tiempo dibujando pirámides de población pero si alguien lo hubiera hecho a partir del 1350 el resultado hubiera sido mucho mas halagüeño que el panorama actual. Porque aquella peste redujo la población europea en casi un tercio de la misma llevándose por delante a hombres y mujeres de toda edad y condición mientras que la actual peste abortista y anti-vida que padecemos se ceba en los niños; en el porvenir. Con estos datos sobre la mesa, y aun teniendo en cuenta las sorpresas que esconde el misterio de la libertad humana resulta muy desalentador mirar al futuro. ¿Cómo vamos a ser capaces de mantener una sociedad envejecida sin niños ni jóvenes? ¿Cómo haremos que siga ese orgulloso “crecimiento” económico? ¿Con una inmigración masiva de jóvenes extranjeros que desequilibre a su vez sus países de origen? ¿”arreglando” el error criminal del aborto con el error criminal de la eutanasia? Si en el medievo la crisis fue consecuencia de una epidemia física ahora es fruto de una especie de epidemia espiritual.
Nuestro problema no se llama “deslocalización” sino, sencillamente “despoblación”.
Eso respecto a la cantidad. Otro día hablaremos de cómo es la ciudadanía que viene.
Jerónimo Erro