El profeta Kiko Argüello dice siempre que puede que lo que nos está destruyendo como civilización es el miedo a la muerte. O sea, el miedo a la vida. Porque la muerte no es mas que el contorno de la vida. Por eso San Francisco de Asís hablaba -sin miedo- de la hermana muerte. Por eso la Iglesia celebra el día del martirio como un nuevo nacimiento. Pero claro, quien piensa solo de tejas para abajo, quien prescinde de los novísimos, no quiere ni pensar en el contorno. Quisiera actuar como si todo fuera vida y todo lo que toca se le muere. La cultura incrédula se comporta como si Dios no existiera y entonces cree que todo está permitido, Dostoievsky lo sentenció con claridad por boca de Ivan Karamazov. Es decir, que por este razonamiento se acaba afirmando que todo está permitido… todo lo que permita la ley, claro. Por eso, por el miedo a la muerte, por el miedo a la vida, envejece Europa. Porque no hay anticonceptivo más eficaz que el miedo. Y por eso, también por miedo, se termina exigiendo la regulación legal de todo, como si fuera imposible seguir confiando en el puro sentido común de los médicos, que llevan miles de años enfrentándose a toda clase de agonías. La rendija que acaba de abrir el parlamento de Navarra a la eutanasia es el efecto lógico de una mentalidad aterrorizada y aterrorizadora. Mentalidad que trata ahora de remediar con la eliminación de vidas mayores «indignas» la descompensación y la acción inhumana interruptora de tantas vidas no-nacidas. ¡Menuda concatenación de chapuzas! ¡Hombres de poca fe!
Jerónimo Erro
Un comentario
«La cultura incrédula se comporta como si Dios no existiera y entonces cree que todo está permitido».
Pues esto no es cierto siempre.. hay moral y ética, y por tanto, también hay control, en gente atea, o agnóstica. La ética no depdende de que creamos en un ser superior, bueno o malo; depende de que queramos el bien para nosotros y los demás.