Así nos han pintado y así nos creemos que somos o hemos sido. Y así nos presenta todavía la promoción turística del Gobierno de Navarra. Pero estos tiempos de marketing y camuflaje amenazan con arruinar todo ese prestigio tan duramente ganado.
De los más mediocres surgen sin sorpresa la falta de autenticidad, la tibieza y las medias tintas. Políticas amorfas, declaraciones ambiguas. La lucha por “el centro” disfrazada de prudencia. No era de extrañar.
De los vascófilos progres, tan rotundos y especialistas en barrer para su “etxea” llama la atención el maquiavelismo camaleónico que están mostrando últimamente. Resulta curioso oír a la Barkos reclamar un centro de investigación sobre la diabetes para Navarra porque, según dice, “por su infraestructura de centros sanitarios, universitarios y de investigación, es la candidata ideal para un centro como éste”. Observen que no ha dicho “el Opus”.
Pero es que incluso entre los garantes de la Navarra más tradicional empiezan a aparecer síntomas de doblez. El entorno oficial de UPN no abre la boca para decir “ni mú” en contra de la EpC. Todo lo más se apunta a la tesis de que es posible amoldar el curriculo de la nueva asignatura al ideario de cada centro, aunque sea “ultracatólico”. No es posible y lo saben. Es un fraude y lo saben. Porque el Gobierno ha dicho que hay que zapaterizar a los niños y ellos no quieren.
¿Qué tal un poco más de autenticidad para todos? Aunque sólo sea por el bien del turismo.
Jerónimo Erro