Ya ven cómo estamos. Que hasta la iconografía sanferminera nos lo dice a gritos. No podía ser otro que un cabezón avinagrado el mejor pregonero de las mejores fiestas del mundo en el mejor año de la crisis. Caravinagre nos convoca, al estilo yanqui militarista, no se sabe si a defender la mayor democracia festiva del mundo o a seguir haciendo bulto blanco y rojo. Y lo hace con alocución inglesa de por medio para que quede bien claro hasta qué grado de colonización cultural hemos llegado. Ojo que hay una verga por ahí, no se me confíen pensando que en el fondo Caravinagre es bueno. No señor. Es malo, muy malo, y nos va a hacer sudar de lo lindo.