No, ya les digo que no, por el momento. Es que a la progresía se le acumula el trabajo y cuando aun nos están terminando de convencer de que la amistad profunda de un par de maromos es lo mismito que un santo matrimonio les sería dificultoso abrir un nuevo frente. Pero todo se andará.
El deporte, y no digamos el llamado deporte rey, es junto con la jerarquía católica y pocas cosas más el ultimo reducto de la normalidad que ahora se tilda de sexista. El mundo del espectáculo deportivo gira en torno a equipos de tiarrones. Las mujeres no cuentan demasiado. Ni como árbitras, ni como entrenadoras. Y sin embargo esta diferenciación atroz merece por una feliz incongruencia el pago de subvenciones astronómicas. Es curioso. Ahí va una sugerencia para los directores de los colegios de chicos o de chicas: monten Vds. equipos de fútbol. Y metan las matemáticas si quieren entre entrenamiento y concentración. A lo mejor así cuela. De nada.
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