No conozco demasiado a Santiago Cervera y no comulgo con su pose ideológica liberal que se me antoja un tanto desarraigada.  Pero reconozco que es una persona que ha demostrado tener una buena dosis de coherencia y tesón. Dejó la medicina por afán de aventuras políticas y trabajó coherentemente en su mar proceloso lo mejor que supo. Fue elegido -nombrado por don Miguel- en la lista de UPN-PP y no quiso romper aquel pacto en una votación clave por pura coherencia. Se vió forzado por la maquina de su partido amado a asumir la presidencia del PP en Navarra y la asumió por coherencia. Se quiso alejar de la misma dejando la patata caliente en manos de otros y lo consiguió, en coherencia con su amor por el ambientillo político madrileño. En los últimos tiempos se ha destacado como un coherente y tenaz investigador de indicios sospechosos en el misterio de la Caja perdida. Pero se ha descuidado un momento y ¡zás!… ha caído en una trampa.

Quienes se limiten a leer la prensa de Madrid o el Diario de aquí me temo que no se enterarán de la jugada. Se quedarán en el mejor de los casos con eso de «cuando el río suena…». Pero los que se atrevan a navegar por estas aguas con el espíritu crítico por bandera, como hacemos nosotros, dejarán al menos unas cuantas preguntas en el aire:

¿Es lo mismo recibir un chantaje que recibir un informe? Se entiende que J.A. Asiain denunciara el chantaje, pero también parece razonable que S. Cervera no denunciara un correo anónimo que simplemente le prometía una información jugosa.

¿Es suficiente la explicación que ha dado José Antonio Asiain para asegurar que cualquier acusación de beneficio personal o de su despacho de abogados es falsa? ¿Nos podemos olvidar ya del asunto?

¿No es un poco raro que J.A. Asiain mantenga la denuncia después de conocer la versión del propio diputado? ¿Es creíble que un animal político como Cervera vaya a jugase su carrera, o sea todo su mundo, por 25.000 euros? ¿No tendría que haber pedido un poco más en ese caso? ¿Y no es un poco extraño que aproveche Asiain la ocasión -y el ventilador- para recordar precisamente ahora que la CAN «tiene interpuestas otras acciones judiciales contra personas que amparándose en el anonimato que brinda internet han atacado el honor» de… de las personas que de hecho han acabado con la antaño admirada Caja Navarra?

Demasiadas preguntas. Y encima el PP, su PP que adopta una posición gélida.

Decididamente, este es un caso para la juez Lola MacHor.