Y casi que diría que de los otros tampoco, claro. Pero es que de los socialistas… Menuda famiglia esta que bajo la etiqueta de obrera y española se las ha arreglado para hacerse con una parte sustanciosa del quesito de Sanz. A los socialistas, por definición, les importan un rábano los fueros, las cadenas y la historia del viejo reino. Si ni siquiera creen en Dios ¿por qué van a creer en la tradición de un pequeño reino pirenaico? ¿por qué van a respetar lo más democrático que existe: el voto de los muertos? Si tienen que volver a sentarse con los etarras para conseguir un titular propagandístico favorable lo harán. Si tienen que volver a poner a Navarra en la mesa, o en el cubo de la basura, o en la picadora de carne para hacer chistorra, lo harán. Lo han hecho, puede que lo estén haciendo, lo harán.
La verdad siempre se acaba sabiendo pero no les importa: es admirable cómo saben -hasta ahora- calcular el tiro para que la repercusión de la verdad sea siempre menos intensa que el beneficio que a corto plazo consiguen con la mentira. Y encima se les dora la píldora para que no se les ocurra juntarse con los euskopatriotas. Y encima se les concede la medalla de la orden del quesito. Y encima se socialistiza todo para que aunque estén en la oposición se sientan siempre como en casa. Y encima se deja pasar la ocasión de derogar de una vez por todas la vergonzosa y discriminatoria Disposición Transitoria Cuarta sobre Navarra; disposición que permite entre otras cosas esta situación de chantaje permanente.
En fin, no creo que lleguen ni de lejos a esos 15 escaños que pide Jiménez Roberto pero es que a estas alturas no tendrían que tener ni uno.