Dios Patria-Fueros Rey

Don Tomás de Zumalacárregui  es una figura apasionante que no puede recluirse a su Guipúzcoa natal , ni al reino de Navarra ya que  representa a Las Españas  en su conjunto.

Como patriota luchó contra el invasor francés y ya con veinte años estuvo en el sitio de Zaragoza para pasar a ser guerrillero hasta acabar participando en la batalla de San Marcial con 25 años siendo condecorado.

Más conocida es su participación como voluntario a las órdenes de Carlos V y por tanto general carlista .

Merecido recuerdo para este guipuzcoano y patriota español que vivió y murió bajo la bandera de Dios Patria-Fueros Rey.

 El texto, que se podrá leer tanto en castellano como en vascuence, recuerda a Tomás de Zumalacárregui en los siguientes términos:

«Una mañana de octubre de 1833, Don Tomás de Zumalacárregui e Imaz, coronel del Ejército, nacido en Ormaiztegi el 29 de diciembre de 1788, salió por esta puerta de las murallas de Pamplona para ponerse al frente, como general, de los Ejércitos carlistas defendiendo los ideales de Dios, Patria y Rey, principios tradicionales tenazmente conservados, igual que los Fueros, por los habitantes del antiguo Reino de Navarra. Modelo de estratega y organización militar, supo convertir una masa de voluntarios en un Ejército regular capaz de derrotar consecutivamente a las fuerzas isabelinas. Su muerte el 24 de junio de 1835 tras ser herido en el sitio de Bilbao supuso un duro revés para las armas de Don Carlos».

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CLAVES EN OPINIÓN

2 respuestas

  1. Amigos:

    Me parece acertadísima la inscripción. El general don Tomás bien se la merece. La causa de la tradición es de todos los tiempos y sale de la entraña de la realidad configurada durante siglos. El Dios-Patria-Fueros-Rey está muy unido a Navarra y a Pamplona (el Carlismo estuvo pero que muy presente en las ciudades), y está siempre abierto para atender las necesidades de la sociedad, aunque cuando es perseguido se reconcentre en sí mismo y responde como un hombre de pelo en pecho.

    Claro es que la tradición no ha quedado en museos, en inscripciones. Los carlistas no son «un romanticismo perdurable» («Nuestro Tiempo» nº 665, 2010) como dice uno de los promotores de la nueva inscripción. Precisamente por no hacerles caso estamos como estamos. Por otra parte, los carlistas tenían mucho más seso del que los ilustrados conservadores y democristianos, hoy sin pelucón, les atribuyen.

    Respecto a los historiadores que promueven la inscripción faltan muchos otros, los promotores son un puñado y entre ellos los hay que no son doctores del ramo. Eso no les resta mi simpatía, por supuesto. He de reconocer que ya saben cosas, ya, más que otros muchos.

    Insisto en que la inscripción me parece elegante y correctísima. Lo que sí siento, y mucho, es el afán talibanesco contra las inscripciones preexistentes. Se que los que han compuesto el nuevo texto no tienen una intención talibanesca porque la inscripción actual está totalmente destruida. Durante años he realizado muchísimas fotografías de los sucesivos atentados contra la inscripción anterior, seguramente porque mencionaba a Franco. Algún día, cuando cambien las inscripción, las publicaré.

    La admninistración municipal y/o «Príncipe de Viana» abandonó la inscripción a los salvajes talibanes y, al final, ha quedado irreconocible. La dejadez y cobardía del «conservadurismo» da en la práctica la razón a los modernos talibanes, que logran lo que se proponen. Si quieren, pueden seguir así con la nueva inscripción. Como se animen también y con más razón los ayer amigos de la causa isabelina o liberal… ¿por qué no? Y si algo que se puso en la primera inscripción molesta a la partitocracia -que traga todo pero que por eso tiene un embudo hipócrita y aparentemente puritano-, pues que se aguante un poco, que no pasa nada…

    No es que Franco tenga mis simpatías, pero seamos sinceros y digamos la verdad, salvó a España del comunismo y del secesionismo. Claro que no fue sólo él, por lo mismo que muchos voluntarios carlistas, al conocer el Decreto de Unificación, hubieran querido volverse a sus casas. Sin Franco la historia de España hubiera sido muy diferente. Hubo cierto nacionalista, despistado en el sentimiento y que hizo la guerra en los Tercios carlistas, que, cuando Franco vino a Pamplona, fué el que más le aclamó: es que «Sólo por Dios Jaungoikoa fuí a la guerra». Y con Franco como Jefe militar, la ganó. Va más. Cuando llovían pedradas, cuando estallaba la revolución de 1934, cuando se agudizaba la espiral del caos revolucionario previo a la dictadura del proletariado, cuando ocurrió el asesinato del jefe de la oposición, ¿quién fue responsable de la guerra? Sólo los hipócritas y resentidos por perder señalarán a Franco, Mola etc. Y además, ocurre que muchos de los que acusan a Franco proceden de familias franquistas…que debieran devolver sus prebendas. Sí, nuestra época es paradójica y contradictoria a más no poder.

    En la primera o anterior inscripción se quiso hacer a Franco continuador del coronel Zumalacárregui, que -como él y es justo decirlo en nuestros días de corrupción- al morir dejó en herencia mujer e hija/s y nada más. Dicha continuidad tenía algo de verdad por defender ambos la religión católica y la unidad de España. No obstante, sabemos que una unidad sin Fueros crearía a la larga el separatismo, que Franco se cargó el Carlismo mientras que el marxismo se infiltraba en el seno del movimiento carlista, agrupado en torno a Montejurra, con lamentables consecuencias. Al Carlismo se lo cargaron desde fuera hacia adentro. No, no era el romanticismo lo que hacía permanecer en pie a los tradicionalistas, sino que era el iusnaturalismo, el derecho público cristiano, las realidades sustentantes y el ejemplo de los padres. El carlista don Mauricio de Sivatte, marqués de Vallbona, que presentó la Regencia Nacional Carlista de Estella en 1958, dijo en tiempos de Franco en el Aplech de Montserrat: «Franco es el enemigo número uno de España». ¿Quién de los actuales antifranquistas dijo algo parecido, públicamente y nada menos que en Montserrat? Claro es que la policía se movió. Romántico no, «sabedor» y no de papel y academia, valiente y con dos c… Los Fueros y España son lo mismo, y la legitimidad es su única garantía.

    Por todo ello, tengo que pensar si como historiador hubiera dejado la anterior inscripción en respeto a los que la pusieron, a los que la vieron durante medio siglo y para no convertirme en talibán. Aita me dijo que había que tener un corazón grande. Claro es que no he tenido la iniciativa de los amigos que han propuesto la nueva inscripción.
    Ramón de Argonz y de la Urrutia
    * Perdón por lo largo

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