Lo de Lumbier es una anecdotilla y casi que se agradece la franqueza de los hechos, aunque sean deplorables, porque a veces es mejor recibir una coz estúpida que una sarta de calumnias tibias. Pero no deja de ser una vergüenza, claro. Que un grupo de analfabetos, ¡en Navarra!, interrumpa de mala manera el sueño de un grupo de jóvenes peregrinos de la JMJ, además de ser un acto de mala educación, revela un mar de fondo que está pasando de lo cristofóbico a lo cristianofóbico. Nada nuevo en realidad. Viejas historias de mártires de toda la vida. Pero claro, pasan aquí y nos sorprende porque Lumbier es el pueblo de San Ramón. Aquel santo varón de quien -según cuentan las crónicas medievales- se dice que sufrió durante ocho meses la tortura de llevar en los labios perforados un candado. Aquel «premio» se lo impuso cierto gobernador musulmán que quería impedir su predicación. Un caso de lo más moderno ¿no?.
San Ramón Nonato, ¡ruega por nosotros!
Un comentario
Sr Erro.
A mi me preocupa que despés de 30 años de democracia haya gente que se considera más democrata, liberal, progre, de izquierdas (etc..) que yo, y que siga dando clases de totalitarismo/estupidez.
He intervenido varias veces en twitter para parar los pies a gente «progre» a la que al parecer molesta mucho que los fieles de una religión (al parecer toda religion es infrahumana y producto de la estupidez). Y la respuesta de los concernidos ha sido siempre elusiva, torpe, infundada, incoherente… necesitamos realmente cultura, educación, tolerancia. Y que la convivencia no quede al albur de las campañas electorales (la cobertura de El Pais -no hablemos del panfleto «público» al evento JMJ está siendo dolorosamente de confrontación).
Decía el otro día Rosa Díez que había muchos españoles a los que les importaba más reabrir tumbas del 36 o 37 y viejas heridas, que ocuparse de reivindicar y defender a las víctimas de ETA. Y Rosa comparó a esos españoles con los alemanes que «no olían» los humos de los campos, que no oyeron los gemidos de los millones atrapados, y pensaron en «sus cosas»..
Todo democrata, toda perosna bien nacida y en plena poesión de sus fcultades tendría que oponerse a este pensamiento adolescente, vindicativo y falso, que azota odios cainitas y cierra los ojos a situaciones dolorosas y bien dificiles, pero sobre las que al menos podríamos influir. Se diría que la mayor parte de las personas, en nuestro país, renuncia a su libertad de «ver» las cosas como son, y de intervenir para corregirlas o evitarlas. Ese es el verdadero peligro de nuesto país. Reaccionemos.