O sea, ¡ánimo muchachos! que estáis como amuermados. ¿Qué es lo que os pasa? ¿Dónde están los jóvenes vigorosos? Arrancan de nuevo los festejos veraniegos detrás de la locomotora sanferminera y es como si no estuvierais listos ni siquiera para la diversión. Habéis tenido una vida muy fácil, esa es la verdad, aburridamente fácil. La adolescencia se estira hasta los 40 pero aún así sois cada vez menos. Vivís en un mundo acolchado y climatizado. Estáis tan controlados, tan monitorizados por instancias ajenas… y no os dais cuenta de que vivir la vida es tomar decisiones, comprometerse. El campo del asociacionismo juvenil es un desierto con cactus de plástico. Cada grupo juvenil es un milagro. La movida juvenil, la moda, el qué hacer y a dónde ir se cuece en cerebros más bien maduros y no os importa. Lo que se os enseña en la tele, con ayuda del colegio-universidad, es una cosmovisión raquítica que prescinde del misterio y hasta de la filosofía de la vida. «El show de Truman» o «Matrix» os han hecho gracia porque pensáis que son una exageración. Y no os dais cuenta de que con esa actitud borreguil precipitáis vuestros pasos hacia una tiranía perfecta. Ya no es el pasotismo -que al menos suponía una resistencia- es la colaboración sumisa con el Sistema lo que os hace infecundos. Hay una crisis de juventud que es reflejo de todas las crisis y engranaje esencial en la maquinaria diabólica del desnortamiento, el subjetivismo, el individualismo, el materialismo, la sumisión a la voluntad del más fuerte… tenemos una juventud descafeinada, ¿quién la cafeinizará?