Es lo normal. Ya nos lo advirtieron al principio, que íbamos a ser perseguidos por Su nombre, y aun así siempre nos pilla descolocados. Ahora el ataque de moda es el del impuesto municipal de bienes inmuebles (IBI) pero un poco antes fueron las verdades que dijo en la tele el obispo Reig. En otros momentos ha interesado sacar los trapos sucios de algunos malos clérigos, o revolver en la cuestión de los bienes de la Iglesia. Los insultos y calumnias están a la orden del día en libros, películas y series de televisión hasta el punto de que quien no blasfema no se come una rosca en el mundo del espectáculo y la cultura oficiales. Y, como digo, resulta que todo esto es normal. Que si al Primero lo crucifican a ver qué esperamos los demás. Lo que pasa es que el hecho de que sea lo normal no quiere decir que sea inocuo. Libros como el bodrio da Vinci o argumentos como «esa iglesia es del pueblo porque tiene un pararrayos» hacen mucho daño en la gente sencilla, golpe a golpe incrementan el número de los apóstatas. Y a mí me parece que el consejo de la otra mejilla se refería a los ataques personales -que son los que nos duelen de verdad- y no tanto a los dirigidos contra nuestra Santa Madre la Iglesia. Ante estos no es cuestión de lamentarse sino tal vez, de aprovechar la crítica para construir: habrá que desempolvar los viejos escritos de la apologética.
Un comentario
Don Jerónimo
Sabe usted que llevo tiempo reclamando que no puede ser que en la política haya profesionales de la misma. Gente que el día que se vayan del sillón, si no les nombran directores generales de un caminito o presidentes de una carretera no tendrán donde caérse muertos.
Pues lo mismo le pediría a la Iglesia. El Espiritu Santo ayuda, pero quizá con la prima de riesgo anda ocupado en otros asuntos, y sólo con El no nos basta. O ponemos en puestos de relevancia sacerdotes preparados, formados… o esto se nos va de las manos.
Sabe usted que sólo veo el programa Salvados para mortificarme antes de empezar la semana, pero entre usted y yo, cuando tocaron el tema de los bienes de la Iglesia en Navarra, el tipo del Obispado de Pamplona que salió hablando no pudo ser más nefasto. ¿De verdad en la Diócesis no hay nadie mejor, más capaz y más informado?.
Y como eso, todo…