¡Oh qué majos! No solo tenemos una alcaldesa que nos atiende en la villavesa. Además nos dejan elegir el cartel de las fiestas, la más importante, sin duda, de todas las decisiones que se toman en un ayuntamiento. Las cosas poco relevantes, los rollos urbanísticos, las minucias turísticas, los pasos de peatones, los trámites laborales y salariales de la casa de todos los pamploneses son resueltos con eficacia por los profesionales del asunto.
Y si alguien se queda con las ganas de participar no hay ningún problema, hacer carrera en cualquiera de los partidos políticos con representación municipal es fácil, basta con saber decir que sí, o bai. Están tan desprestigiados estos cargos locales, y cobran tan poco, que cualquiera puede meterse en el lío. No piden curriculum sino constancia y flexibilidad. Los partidos están deseando incorporar caras nuevas, frescas. Llegado el caso es lo más sencillo del mundo promocionar un candidato: el marketing político está para eso. Además, llegado el caso siempre podemos elegir, porque los programas electorales anuncian siempre qué es lo que van a hacer los alcaldables si resultan elegidos. Realmente, nos quejamos de vicio.