Ojalá que vayan a conciencia en contra de vuestro pesebre subvencionado los recortes del momento. Que si sois artistas en algo lo sois sobretodo como marketineros y vendedores de humo. No diré nada si lográis encontrar un tonto rico que os jalee pagando vuestros honorarios. ¡Olé al arte del charlatán de feria que alimenta a sus hijos echándole jeta a la vida!. Pero me quema ver cómo os arrimáis a la alegre chequera política besando lo que haga falta con tal de medrar, como sacerdotes falsos de una religión esotérica, a costa de ese dinero público que «no es de nadie». Y que conste que me dan pena los buenos artistas sinceros, que haberlos hailos, mezclados con la cizaña en una vorágine que a la par aterra y tienta. Sabed en fin que os hacen buenos los mecenas de la casta política. Son ellos realmente los que por cálculo centrista nos llenan las plazas con vuestros hierros anodinos, para no mojarse, para no levantar pasiones ni en contra ni a favor. Y son ellos quienes a veces, en un arranque de sinceridad, se envalentonan perpetuando en un monumento-basura la tomadura de pelo. No penséis que por comprar vuestros productos más esperpénticos os respetan una originalidad imposible y mil veces plagiada. Os utilizan, simplemente, para que dejéis constancia -y no será por mucho tiempo- de hasta que punto nos tienen a todos domesticados.
Jerónimo Erro