¿Donde terminará este Santiago Cervera?. Lo que leo no apunta nada bien. Es cierto que Miranda y Iribarren eran funcionarios, no es el caso de Goicoechea, pero el actual es nacionalista. ¿Qués es peor o qué es mejor?. Me quedo con lo primero si no está barrado con la bicrucífera.

A mi juicio el problema de Navarra va más allá de de situaciones coyunturales. En un momento de su artículo lo apunta pero no ha tenido el valor de continuar la línea trazada por el punto de mira. Se ha enredado en lo fácil, estéril e inútil. En el ataque a UPN.

El problema de Navarra es saber cómo se va a desenvolver en una España federal con algunas regiones que, por sí mismas, podían ser estados europeos. La historia se lo impide, pero podrían serlo.

De qué sirve la DT 1ª que garantiza los derechos históricos en una situación en la que ahítos de competencias, vestidos de deslealtad, algunos jefecillos de taifas apuntan más alto.

Se ha abierto la veda y Navarra se va a encontrar en un fuego cruzado. Los derechos históricos no son capaces de protegernos suficientemente. Nunca han pasado de ser una entelequia en un mundo globalizado donde el consumo de petróleo por los chinos es más importante que nuestro Sancho el Mayor, donde la decisión de una corporación municipal alemana (ZF) puede cargarse de hoy para mañana TRW. Volswagen, donde, si le tocan las pelotas, la segunda industria navarra se irá a Madrid. El ser una comunidad de clima frío, ambiente social rezador y de naturaleza conservadora, ya no cuenta para sostener algunas iniciativas económicas importantes.

Probablemente nuestro destino sea cultivar espárragos, pimientos del piquillo, hacer clarete y tratar de tener los mejores talleres industriales para que los dueños de las empresas nos encarguen los tornillos.

Lo que subyace en estas apuntes escritos a vuela pluma es lo que los sabios navarros deberían saber plasmar en un buen programa político. Lo demás, hacer programas electorales, hacer listas, convocar congresos, jugar a comités ejecutivos, consejos forales y asambleas regionales, a un parlamentarismo borono, es lo fácil. Lo es también acudir a la elecciones al albur de resultados inciertos.